Qué hermosa eres/ y cuán
cerca
todavía
de las manos de Dios estas/
¿Y es que has de sentir su aliento
rugir
entre los cedros veraniegos?/ tú Luna
bella ¿dónde has de aparcar cuando
se
acerca el amanecer?/ tal vez en los
litorales del más allá o bajo las
sabanas de un carpinteroJuli Lizcano
Carlotta de Borbonet