viernes, 22 de marzo de 2024

LA PUERTA TRASERA (2024)

 


Permanecí varios minutos en la plaza, mirando estúpidamente alrededor. Una sensación de déjà-vu me confundía. Sentía la sangre helada recorrer mi cuerpo y paralizar mis extremidades. Un pitido zumbaba dentro de mi cabeza o tal vez era música, aquella que había estado escuchando durante varias horas, una y otra vez. Sentí una necesidad imperiosa de regresar a casa, pero no sabía cómo. Varias personas me saludaron al pasar a mi lado. Sabía quiénes eran pero no me atreví a hablarles. Sabía dónde estaba pero no podía volver. Empecé a caminar nerviosamente en círculos pero no me decidí por ninguna dirección. ¿Perdería el conocimiento? Miré fijamente hacia donde se encontraba mi casa y obligué a mis piernas a caminar en línea recta hacia allí. Tres angustiosas manzanas hasta abrir la puerta y encontrarme a salvo. Llamé al trabajo para anunciarles que seguramente pasarían algunos días hasta que pudiera encontrar la manera de ir.

jueves, 21 de marzo de 2024

LA PUERTA TRASERA (2024)



Hay caricias, y hay “toques”, que duran incluso después de un roce (como por ejemplo los generados por un abuso sexual o por el contrario, por alguien al que amas mucho). Hay, a veces, personas que simplemente se van o que la distancia no pueden separar. Hay llantos que parecen a un amanecer lluvioso y a la vez soleado. Algunos días siento o tengo la sensación de que el camino corto también es el correcto. Que, por una vez, la tristeza y la felicidad pueden estar juntas en un solo día, solo hay que sentirlas en el alma y acordarse de lo bonito, de lo breve y finitas que pueden llegar a ser. No se puede vivir como aquel que ha olvidado cómo es ser feliz en un mundo en que te destruyen tus ilusiones cada vez que algo va bien. Por ello, hay que agarrarse a la mínima esperanza, a las ilusiones y continuar, sin parar. Dejar que la lluvia roce nuestro rostro. Y nunca, nunca creer que las cosas que se caen a nuestro alrededor no pueden levantarse de nuevo, ni que las tristezas que nos produce la vida superarán nuestras fuerzas. Quizá el problema radica en que miramos el cielo en la noche y nos parece que ya no hay suficientes estrellas. Que nos apagamos hace tiempo y que nada lucirá igual. Pero no lo olvides. No olvides que debes hacer brillar tus ojos, no con lágrimas, sino con sonrisas de esperanza. Que nadie te quite nunca, el derecho de iluminar el mundo.