Odio los domingos. Los domingos carcomen el alma y la derrumban sin piedad alguna. Los domingos son como la bala perdida de la semana, son como el dulce ácido que te envenena antes de comértelo. Los domingos son melancólicos, los domingos es el único día de la semana en que la muerte se enorgullece por visitarnos y de vez en cuando llevarse a alguna alma perdida. Los domingos, son los días de la muerte y la desolada desesperanza.
Euterpe ©
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