Sangran las paredes y
de sus ojos se ven salir
colores dulces entre barrotes
que se curvan mientras
el diablo ha de golpear
la puerta.
Y entre artificios
corre su sangre verde que
brota sobre sus venas gruesas
casi a punto de estallar.
Atrapada en el vacío de su
blanca prisión, piensa en
Deleuze y se pregunta:
"¿Por qué no ha de poner su
cuerpo en sacrificio?"
Carlotta de Borbonet ©
Juli Lizcano
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