Escribir a veces se torna un acto muy difícil de disipar, las letras te hacen sudar las manos y hasta los ojos, y es que apenas las letras de tus manos sientan el tacto con el teclado se creen capaces de salir por los bordes de las uñas y la lengua. No puedes esperar. Ni tomar calma. Fumas, bebes un trago de café y simplemente no puedes parar. Escribes compulsivamente como si el lenguaje estuviese en peligro de extinción.
— Juli Lizcano
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