EL PROCESO DE ESCRIBIR
inicia en cualquier momento y en cualquier lugar, puede ser producto de un
sentimiento, de un evento circunstancial de la vida, del cansancio, o de la
(in)conformidad; puede ser en el bus, en un taxi, en el avión, en el
trasmilenio, incluso en el baño; puede ser cuando estás comprando comida o
cosas innecesarias; o por culpa de una mosca atrapada en la ventana o una
hermosa ave en el cielo lejano; también gracias a la lluvia o a un sol
resplandeciente, por dormir poco o dormir mucho. La inspiración llega sin
permiso, de lunes a domingo, los 365 días del año, de enero a diciembre, a
veces es intermitente, pero no hay rollo porque sabes que en cualquier momento
volverá (e incluso con más intensidad, no podrás parar de escribir por 3
horas... 8 horas…10 horas o más), a veces serán hermosas palabras y a veces
pensaras "que horror haber escrito esto". Pero al final, algún
lector... te escribirá, te llamará, te mandará un email, o en la calle te lo
encontrarás y te dirá: "que bello escribes" y entonces, el ciclo volverá
a iniciar.
Carlotta de Borbonet ©
Julie P. Lizcano Roa