Ya no vale la pena sentarse a llorar cuando es imposible
ponerle un tapón al cielo, para que deje de llover ante semejante diluvio. Ya
no vale la pena sentarse a llorar cuando abandonada en el fin del mundo pienso
en el entonces de lo que no sucederá, de aquello que me ha abandonado. Ya no
vale la pena sentarse a llorar cuando viene la soledad dispuesta a hacerse de
amigos como si la vida no cobrara las cuentas de la muerte. Ya no vale la pena de
nada porque al cerrar los ojos no cambiara el mundo que nos rodea, y los
cobardes seguirán siendo cobardes y los héroes inmortales se volverán.
Carlotta de Borbonet©
Juli P. Lizcano Roa
INDICIOS 2019-20
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