Platón
en el dialogo titulado Fedro, expone el «Mito de tiro alado», para explicar qué
es el alma, cómo esta ópera e incluso a qué se parece (246b); allí utiliza una
forma metafórica, donde toma al alma como una “fuerza” natural, conducida por
un carro y su auriga; Platón simboliza a las aurigas de los dioses los cuales
son buenos y de buena casta, mientras que la de los humanos, es mezclada, donde
la auriga (la razón) es guiada por una pareja de caballos, uno blanco y el otro
negro; el caballo blanco representa lo bello y hermoso del ser humano, mientras
que el caballo negro representa lo feo y malo de este.
Desde
aquí se comienza a desarrollar una idea fundamental en la filosofía de Platón,
donde se realizan diferencias importantes entre lo que es el alma y el cuerpo,
donde el cuerpo es mortal y el alma inmortal; el alma entonces es esa “ánima”
que mueve el cuerpo del ser humano desde adentro, y cuya naturaleza es divina y
humana. A su vez, Platón resalta que el alma puede separarse del cuerpo, y
cuando la persona muere, el alma migra a otro cuerpo mortal (conocido como reencarnación),
allí esta puede recordar cosas de la vida pasada, gracias a las ideas y a las
experiencias de las personas, llamado “reminiscencia”, es importante tener en
cuenta, que el alma no es poseedor de todo el saber; y parte de esto radica la esencia del alma.
Cabe
resaltar que, el deseo del alma siempre es retornar al mundo de las ideas, pues
Platón manifiesta de manera implícita en el dialogo como los deseos corporales
impiden pensar con claridad (parece ser que, la percepción lleva dentro de sí
la ignorancia), para Platón entonces, el conocimiento podría ser una forma de
liberar al alma de las cadenas del cuerpo, permitiendo que esta pueda ascender
al mundo de las ideas, suponiendo que es mediante el dialogo, que se logra recordar.
Por todo esto, es ley del alma (248d, e) no implantarse en el cuerpo de un
animal, sino llegar a un cuerpo mortal que sea amante del saber, de la belleza
y del amor, ya que aquellos que recorran dichos caminos, como lo hace el
filósofo, logrará ser perfecto, con el riesgo de ser tachado por “otros” como
loco y no como alguien deseoso de conocimiento, pues en la medida que vamos
descubriendo “algo”, vamos construyendo minuciosamente el camino de la
iluminación, develando algún día lo que puede ser el SER; de aquí se deduce, que
el corazón de la filosofía es la pregunta por el SER, ya que lo ideal desde
Platón es que logremos llegar al “entendimiento” para intentar responder a
dicho cuestionamiento, y su vez abrir la puerta a otros más. En definitiva, el
mito que Platón desarrolla en el Fedro, nos permite dilucidar ciertas
características propias de la Filosofía griega que podrían ser la base para
comprender otros aspectos temáticos que fueron desarrollados en este dialogo,
como por ejemplo: La manía o la locura, el alma, la teoría de las ideas, y la dialéctica, las
cuales son susceptibles de ser estudiadas, ya que cada una de estas temáticas
recorre de forma transversal el mito, generando así una comprensión más amplia
de este.
Todo
lo anterior nos lleva a advertir, que el alma es un principio de vida
fundamental para Platón, que nos conduce a determinar que las cosas naturales
están controladas por las divinidades, y que el alma no se salva de esto, a
menos de que lo malo y lo feo (visto anteriormente como el caballo negro) nos
conduzca a caer en el mundo de lo banal, lo ideal entonces es lograr que
nuestra alma se asemeje a la de los dioses, para nutrirnos continuamente de
conocimiento, esto se logra escalando poco a poco, intentando dejar a un lado
las meras opiniones y así poder embarcarnos al mundo del entendimiento, al
ámbito “supraceleste”, pues allí es donde está orientado nuestro destino. Lo
fundamental de todo esto es comprender lo que intentaba exponernos Platón;
primero, que la razón y el conocimiento es lo más preciado que tiene el ser
humano, y que de una u otra forma direccionan nuestras vidas y; segundo, cada
día de nuestra existencia es una lucha constante contra esos caballos negros y
blancos, los cuales nos inducen a quedarnos en el mundo de lo sensible.
Finalmente,
este mito logra abrir las puertas a los tres pilares de la filosofía de Platón
y que conducirán a moldear una parte de la filosofía griega, las cuales radican
en: lo bueno, lo bello y la verdad,
las cuales se ven anunciadas casi explícitamente en el texto de Fedro (246e):
“Lo divino es bello, sabio, y bueno y otras cosas por el estilo. De esto se
alimenta y con esto crece, sobre todo, el plumaje del alma”.
Referencia
Platón. (1988). Diálogos de Platón III: Fedro. Madrid: Gredós.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por leerme :)