miércoles, 7 de octubre de 2020

FEDRO, Y EL MITO DE TIRO ALADO (Psic. Julie Lizcano)

 



Platón en el dialogo titulado Fedro, expone el «Mito de tiro alado», para explicar qué es el alma, cómo esta ópera e incluso a qué se parece (246b); allí utiliza una forma metafórica, donde toma al alma como una “fuerza” natural, conducida por un carro y su auriga; Platón simboliza a las aurigas de los dioses los cuales son buenos y de buena casta, mientras que la de los humanos, es mezclada, donde la auriga (la razón) es guiada por una pareja de caballos, uno blanco y el otro negro; el caballo blanco representa lo bello y hermoso del ser humano, mientras que el caballo negro representa lo feo y malo de este.

Desde aquí se comienza a desarrollar una idea fundamental en la filosofía de Platón, donde se realizan diferencias importantes entre lo que es el alma y el cuerpo, donde el cuerpo es mortal y el alma inmortal; el alma entonces es esa “ánima” que mueve el cuerpo del ser humano desde adentro, y cuya naturaleza es divina y humana. A su vez, Platón resalta que el alma puede separarse del cuerpo, y cuando la persona muere, el alma migra a otro cuerpo mortal (conocido como reencarnación), allí esta puede recordar cosas de la vida pasada, gracias a las ideas y a las experiencias de las personas, llamado “reminiscencia”, es importante tener en cuenta, que el alma no es poseedor de todo el saber; y parte de esto radica la esencia del alma.

Cabe resaltar que, el deseo del alma siempre es retornar al mundo de las ideas, pues Platón manifiesta de manera implícita en el dialogo como los deseos corporales impiden pensar con claridad (parece ser que, la percepción lleva dentro de sí la ignorancia), para Platón entonces, el conocimiento podría ser una forma de liberar al alma de las cadenas del cuerpo, permitiendo que esta pueda ascender al mundo de las ideas, suponiendo que es mediante el dialogo, que se logra recordar. Por todo esto, es ley del alma (248d, e) no implantarse en el cuerpo de un animal, sino llegar a un cuerpo mortal que sea amante del saber, de la belleza y del amor, ya que aquellos que recorran dichos caminos, como lo hace el filósofo, logrará ser perfecto, con el riesgo de ser tachado por “otros” como loco y no como alguien deseoso de conocimiento, pues en la medida que vamos descubriendo “algo”, vamos construyendo minuciosamente el camino de la iluminación, develando algún día lo que puede ser el SER; de aquí se deduce, que el corazón de la filosofía es la pregunta por el SER, ya que lo ideal desde Platón es que logremos llegar al “entendimiento” para intentar responder a dicho cuestionamiento, y su vez abrir la puerta a otros más. En definitiva, el mito que Platón desarrolla en el Fedro, nos permite dilucidar ciertas características propias de la Filosofía griega que podrían ser la base para comprender otros aspectos temáticos que fueron desarrollados en este dialogo, como por ejemplo: La manía o la locura, el alma, la  teoría de las ideas, y la dialéctica, las cuales son susceptibles de ser estudiadas, ya que cada una de estas temáticas recorre de forma transversal el mito, generando así una comprensión más amplia de este.

Todo lo anterior nos lleva a advertir, que el alma es un principio de vida fundamental para Platón, que nos conduce a determinar que las cosas naturales están controladas por las divinidades, y que el alma no se salva de esto, a menos de que lo malo y lo feo (visto anteriormente como el caballo negro) nos conduzca a caer en el mundo de lo banal, lo ideal entonces es lograr que nuestra alma se asemeje a la de los dioses, para nutrirnos continuamente de conocimiento, esto se logra escalando poco a poco, intentando dejar a un lado las meras opiniones y así poder embarcarnos al mundo del entendimiento, al ámbito “supraceleste”, pues allí es donde está orientado nuestro destino. Lo fundamental de todo esto es comprender lo que intentaba exponernos Platón; primero, que la razón y el conocimiento es lo más preciado que tiene el ser humano, y que de una u otra forma direccionan nuestras vidas y; segundo, cada día de nuestra existencia es una lucha constante contra esos caballos negros y blancos, los cuales nos inducen a quedarnos en el mundo de lo sensible.

Finalmente, este mito logra abrir las puertas a los tres pilares de la filosofía de Platón y que conducirán a moldear una parte de la filosofía griega, las cuales radican en: lo bueno, lo bello y la verdad, las cuales se ven anunciadas casi explícitamente en el texto de Fedro (246e): “Lo divino es bello, sabio, y bueno y otras cosas por el estilo. De esto se alimenta y con esto crece, sobre todo, el plumaje del alma”.

Referencia

Platón. (1988). Diálogos de Platón III: Fedro. Madrid: Gredós.


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