Unos meses e incluso unos años atrás, pensaba en la Filosofía como esa disciplina incomprendida y valorada por pocos; hoy por hoy considero que la importancia de la labor del filósofo debería ser tenida en cuenta en una coyuntura como la que estamos atravesando hoy en nuestro país, la vida y la sociedad se ha ido transformando de tal manera y con tanta velocidad que no termina de esclarecerse, ubicarse, y definirse, configurándonos en la era del vacío existencial que el mismo Viktor Frankl denominó hace unos años en su libro “El hombre en busca del sentido”. Sin embargo, es preocupante los postulados acerca de que hoy en día estamos ante el fin de la filosofía, por ejemplo, Mario M. Pacheco y Norma Durán afirman que estamos ya en tiempos pos-filosóficos, y pos universitarios. Para ciertas corrientes de pensamiento contemporáneo, nosotros, los que nos encontramos hoy día aquí reunidos, pertenecemos al Jurassic Park, esa especie extinta que se niega a reconocer su “sin sentido” y su nadaidad. Por ende, pensar una filosofía hoy es empezar a reconocer la sociedad, la globalización, la planetarización como eventos que están sucediendo y que nos toca vivir, hay entonces que conocer y comprender el mundo de hoy, y para eso debemos cambiar la forma de investigar la realidad. Y todo debe darse desde la academia, debe pensarse desde ya en que debemos cambiar la forma de observar al ser humano, entonces podremos hacer parte reflexiva de estas nuevas dinámicas sociales e intentar reflexionar de otra forma las problemáticas cotidianas. Para ello no podemos seguir sosteniendo que la filosofía es una actividad abstracta e imposible de comprender, ya que por sí sola la estamos sumiendo en la exclusión convirtiéndola en una disciplina etérea, que no es concreta y en la que no se logra ningún resultado; cuando en sí la filosofía lo que permite es acercarnos y abordar la realidad transformando lo cotidiano y resolviendo problemas humanos, como lo dijo alguna vez B. Russell, “Por muy débil que sea la esperanza de hallar una respuesta, es una parte de la tarea de la filosofía continuar la consideración de estos problemas haciéndonos conscientes de su importancia, examinando todo lo que nos aproxima a ellos, y manteniendo vivo este interés especulativo por el Universo, que nos expondríamos a matar si nos limitáramos al conocimiento de lo que puede ser establecido mediante un conocimiento definitivo”. Para concluir, es importante pensar que la filosofía es algo que el ser humano siempre ha hecho, la filosofía como lo resalta Manuel G. Morente antes que cualquier cosa, debe ser vivida. Por ello la filosofía no puede seguir dando una impresión contradictoria de sí misma, pues estamos alejando la reflexión y el pensar que de una y otra forma hacen parte del ser humano, lo que los ubica en clara sintonía con el contenido que guarda la filosofía. En este orden de ideas no debemos cerrarnos a otras disciplinas o formas de pensar, lo ideal es ir articulando la filosofía a los hechos y problemáticas actuales, pues la filosofía también puede ubicarse en el fondo de la historia; como lo plantea Leopoldo Zea, la filosofía debe asumir plenamente su propio desarrollo y acontecer histórico como un elemento constitutivo de sus reflexiones y quehaceres, y desde allí empezar a responder poco a poco las preguntas que hacen parte de esta búsqueda que hasta ahora inicia y que empieza a perpetuarse.
Carlotta de Borbonet
Juli P. Lizcano Roa
INDICIOS 2019-20
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