Entre los dueños del silencio
un último abrazo florece
bajo la distancia de los cielos
infinitos, resguardados por
dragones blancos que me
arrastran a las profundidades
de la finitud.
La vida se astilla bajo esta
pared que todo lo remueve
mientras un pájaro enamorado
vuela tras bambalinas
perseguido por un silencio
abrumador como el de la
guerra cuando
se termina
sin edad
sin muerte
sin sombra
sin piedad
sin nombre.
Juli P. Lizcano Roa
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