sábado, 8 de octubre de 2022

EVA NAVARRO CAPITULO 4

 



4

La vida es muy corta y debemos aprender a expresar lo que sentimos. Por eso está noche cuando me vea con Eva en Chapinero le diré que la amo, que no puedo vivir sin ella, que mi mundo se derrumba cuando ella no está. Quisiera decirle: Que no deje en las manos del destino su propia felicidad, que no se reproche sus errores si ha aprendido una buena lección de ellos, que debe perdonar su pasado porque sé que ella se merece otra oportunidad y quiero que se comprometa a ser ella, a ser libre y a no quedarse donde no cabe y a donde no se le pule mejor su camino. También que sé que hay días difíciles, que hay días en los que ha luchado demasiado y que no tiene sentido continuar. Que esos días le saben a desánimo de los lunes, al sin sabor de los martes. Que tengo muy claro que hay días en que la tristeza es tan profunda que todo le duele. Y que ese dolor parece un pasajero que no se quiere bajar del bus de las emociones. Si ella tan solo supiera que yo a veces también me siento así y que le apuesto todo lo que quiera a que no somos los únicos. Pero hoy 6 de agosto no tiene que ser así. Beberemos café, le narrare un poema y le leeré un libro pendiente que nos hará sacar un par de sonrisas. Ella es fuerte, es valiente y este no será el final, porque al final todo estará mejor que ahora.

Horas más tardes…escribí esto después de haberme visto con Eva: (1:05 am, 7 de agosto)

 

Llegué de noche mientras Eva

se vestía de rojo carmín, allí estaba

su silueta reposando sobre cimientos 

a imagen y semejanza de las flores 

amarillas que se posaban justo detrás 

de su jardín. Sus labios carnosos, 

cubiertos de labial rojo, producían un 

olor a frutas con fresa, y me dieron 

ganas de besarle hasta la respiración. 

Pero ella era Eva, una chica hermosa, 

elegante, que no se iba a fijar en un tipo 

como yo, que lo único que sabe hacer 

es abrirle y cerrarle las puertas de su 

coche cada vez que desea salir a dar 

una vuelta, para luego terminar entre- 

piernada con hombres que solo desean 

"esa" parte de ella, y que todos sabemos 

con exactitud qué es. Y por eso al final

de la noche, termino odiando a Eva 

un poco más. Luego, yo termino en mí 

habitación tomándome un trago amargo 

de solo pensar que ella no está conmigo; 

si supiera que escribo poesía, le escribiría 

uno cada día para recordarle el color azul 

que tienen sus ojos, y lo linda que camina 

cuando se pone esos altos tacones negros 

que le lucen con su collar de perlas blancas. 

Cómo desearía acariciarle su rostro y decirle 

que su mirada tiene un toque de tristeza de 

infancia, que su vacío se pronuncia justo en 

el tono de su voz y que odia la vida porque 

creo entender cuando ella desea llorar y 

se toca el pecho como si tuviera un grito 

ajustado debajo de la garganta. Y lo único 

que puedo hacer yo para consolarla, es 

intentar cada vez que ella me necesite 

abrirle y cerrarle la puerta con toda 

la elegancia y el cariño que ella 

se merece. Pues todos sabemos 

que la poesía no es suficiente 

para salir de la miseria.


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Gracias por leerme :)