Se desbordan las calles con colores
de mediodía, errantes de gaviotas y
de cantos perdidos, deteniendo al
destino mientras este se duerme
sobre su vientre flácido, quebrando
el silencio de las ramas que se
mesan tras el viento, dejando atrás
el oleaje de sus secretos que
estancan el alma entre bostezos
que jadean dolorosos, mientras
los pliegues de sus labios intentan
callar el grito que devora su
garganta. Se esconden los deseos
de humos espesos que arañan las
horas obstinando al destino a
caminar por el desierto del olvido.
Carlotta De Borbonet ©
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