lunes, 8 de septiembre de 2014

MONOTONÍA DE OLVIDO




Convaleciente iba él con 
una herida de amor que 
rasgaba el costado de 
su pecho, ansiando con
locura rosar sus labios
en alguna boca con 
sabor a canela, donde
pudiese reposar las
caricias de la madrugada
antes de que sus ojos se
queden sin aliento y sus 
parpados se salpiquen
de lágrimas frías y saladas.  
La ruleta de la vida gira
paralelamente sobre la
verdad, mientras su
felicidad se apaga entre 
puñales de arpegio, 
donde la lluvia sonríe, 
meneando sus manos 
en señal de despedida. 

Carlotta De Borbonet ©

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