Si hay algo que he aprendido, es que la piedad es más
inteligente que el odio, que la misericordia es preferible aún a la justicia
misma, que si uno va por el mundo con mirada amistosa, uno hace buenos amigos.
(Philip Gibbs)
Tomando como base
el texto de José Saramago llamado Ensayo sobre la ceguera (1995), y el
texto de Rousseau (1754) “Discurso sobre el origen de la desigualdad
entre los hombres”, quiero realizar una analogía sobre el concepto de piedad
y cómo este se ve reflejado en el texto de Saramago, y que lo haré de
la siguiente forma: 1. Definición del concepto de piedad según Jean J.
Rousseau; 2. Puntos de encuentro y
desencuentro entre el concepto de Rousseau y el texto de José Saramago y; 3.
Conclusiones:
La piedad o conmiseración para Rousseau
(1754) es un afecto primario que se encuentra en la naturaleza de todos
los seres humanos, es en sí una virtud universal en el que los seres humanos
son capaces de reconocer al otro como similar, es además la capacidad que
tienen los seres humanos de “ponerse en
los zapatos del otro”, aunque le incomoden y le queden grandes, y es una sentimiento
que además es fortalecido por la razón. Así mismo, la piedad es ese sentimiento
que nos lleva a socorrer al otro cuando este sufre, es también ese sentimiento
que inspira a los seres humanos, y que se asemeja a la bondad, la piedad surge
para afinar o aplacar el amor de sí y el amor propio, en definitiva la piedad
contribuye a la conservación de nuestra especie humana, el cual lo sustenta
Rousseau en el siguiente párrafo:
Me refiero a la piedad, disposición conveniente a seres tan débiles y
sujetos a tantos males como nosotros somos; virtud tanto más universal y útil
al hombre, cuanto que precede en él al empleo de toda reflexión, y tan natural
que los mismos brutos dan de ella algunas
veces señales evidentes. (p. 75)
Teniendo en cuenta el párrafo anterior, en el texto de Saramago (1995) se
encuentran actos de piedad o conmiseración, ejemplificado de la siguiente
manera: “Le pido perdón, fue mía toda la
culpa, no tenía por qué hacer lo que hice…” (p. 69). Sin embargo, ¿qué
sucede cuando el amor hacia los demás se debilita, convirtiéndose en amor
propio?, según Rousseau (1754) el amor propio es el origen de la degeneración
de los sentimientos naturales, es decir el amor propio silencia a la piedad,
allí entonces la miseria del pobre, la muerte de un semejante o el desastre del
prójimo dejan de conmover a nuestra piedad cuando la razón comienza a dar
argumentos que justifican dicha indiferencia y que de alguna forma se ve
representado en el texto de Saramago (1995): “Cómo irá la pierna de ese, se preguntó, pero sabía que en ese momento
no se trataba de compasión, lo que quería era fingir preocupación”(p. 64). Parece
ser entonces, que los intereses que anteriormente giraban en torno a los otros,
empiezan a inclinarse hacia sí mismos, encegueciendo a toda la humanidad,
creando el caos, provocando guerras, asesinatos, envidias, etc., cito a
Saramago (1995): “No quiero creer que
esté ocurriendo esto, va contra toda regla de humanidad” (p. 71); “No basta con que estemos ciegos, es como si nos hubieran atado de pies
y manos” (p. 78).
En contraposición a lo anterior, no cabe duda que la piedad en sí, es un
factor indispensable para la especie humana, porque quizás sin esta, nuestra especie
hace mucho tiempo se hubiese extinguido, aquí surge esa repugnancia de la que
nos habla Rousseau (1754) en su texto,
porque a pesar de cualquier circunstancia que el ser humano este viviendo,
sentirá compasión por los infortunados, es un sentimiento que al ser universal
es irresistible, teniendo en cuenta que para ello no es necesario tener un
vínculo afectivo hacia el otro; y Rousseau
(1754) lo sustenta y ejemplifica en el siguiente párrafo:
Resulta que la piedad es un sentimiento natural que, moderando en cada
individuo la actividad del amor propio, concurre en la conservación mutua de
toda la especie. La piedad impedirá al robusto salvaje quitar al débil niño o
al viejo enfermo la subsistencia adquirida con trabajo, si espera hallar la suya
en otro lado. (p. 78)
Respecto a lo anterior, en el texto de Saramago (1995) se ve representado
cómo los ciegos se ayudan mutuamente para poder sobrevivir en el contexto en el
cual se encuentra inmersos, y del cual no pueden liberarse a menos que sea por
su propia muerte, Saramago (1995) representa muy bien este argumento en su
texto de la siguiente manera:
Los buenos y los malos resultados de nuestros dichos y obras se van
distribuyendo, se supone que de forma bastante equilibrada y uniforme, por
todos los días del futuro, incluyendo aquellos, infinitos, en los que ya no
estaremos aquí para poder comprobarlo,
para congratularnos o para pedir perdón, hay quien dice que eso es la
inmortalidad. (p. 86)
En conclusión, la piedad según Rousseau
(1754) trasciende todas las situaciones humanas, no importa cuán
“malvados” seamos, siempre habrá algo que nos hará sentir culpa y piedad por
ese otro que esta al frente de nosotros y que sufre, desembocando así actos de
beneficencia; el piadoso entonces, no solo siente pena por el otro, sino que
realiza actos para contrarrestar dichos sufrimientos, y que definitivamente se
vio reflejado en el texto de Saramago (1995). A su vez el amor propio no aleja
el amor hacia los demás, parece ser entonces que el bien particular, también
está determinado por un bien común que se ve representada en la piedad o en la
conmiseración por los que nos rodean, ¿No sería este un buen camino, en
búsqueda de esa felicidad y libertad tan anhelada que solo la virtud de la
piedad podría ofrecernos?
Referencias
Rousseau,
J. (1745). Discurso sobre el origen de la
desigualdad entre los hombres. Buenos Aires: Aguilar.
Saramago, J. (1995). Ensayo sobre la ceguera: págs. 64-101. Bogotá: Santillana
Animal que escoge, rechaza y obedece por instinto. No tiene la
capacidad de decisión, ni elección y es incapaz de perfeccionarse a sí
mismo. (Rousseau, 1754)