Anoche tuve un sueño terrible, parece que la muerte ha llegado hasta allí
también, tan real como los cuentos de fantasía. Ahora, mientras me tomo un café
contemplando las calles frente a mi ventana me ha entrado una intriga que se
posiciona justo en mi garganta y en la ponzoña de mi estómago. Empiezo a
escarbar entonces esta peroratas de emociones infalibles que en resumidas
cuentas son epitafios clementes que nunca llegan, porque ahora tú te encuentras
lejos cuando las montañas de mis senos desean con ganas tus pasos de besos
arrolladores e infalibles sobre mi cuerpo.
Desde que te fuiste, los días han dejado de ser días, y las noches sin luna
y sin estrellas han dejado de iluminar los valles que con tu
mirada hacías brillar, pareciera que ahora todo lo
que habíamos vivido fuese una historia imaginaria contada por un
niño; sé que no demorarás pero tu espera es mi exilio. La verdad es que me
siento infeliz a la sombra de mi habitación pensando en tu silueta y en una
imagen que no logro recrear, aunque tu loción en
la almohada me hace recordarte cada vez que estoy bajo las sabanas.
Mi único aliciente es escribirnos, pues es una forma de
recordarnos, de saborearnos a través de las palabras, de sentir nuestro amor en
intervalos de tiempos, ese es el misterio que aguardamos y que nos hace
únicos.
Pronto llegará la noche, y empiezo a sentirme como una grano de polvo
triste, melancólico y desgraciado. Mi alma se siente enferma cada vez que te
apartas de su lado y en mi rostro se dibuja una expresión de incalculable
desconsuelo, dime amor mío ¿en qué otro sitio puedo estar cuando tú no estás
conmigo?
Regresa pronto.
Con cariño, Manuela Zimmerman.
Euterpe © - Cartas de Manuela Zimmerman.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por leerme :)