sábado, 8 de marzo de 2014

CARTA Nº 12



-Manuela, Manuela, Ma… gritaban repetidamente anoche mientras intentaba conciliar el sueño, y abrazando temerosamente y conmocionada la almohada por lo que allí me sucedía, decidí vestirme y salir a caminar. Recorrí la séptima con 57, hasta llegar al Parque Nacional, donde me fume algunos cigarrillos y le escribí al firmamento que me miraba cautelosamente en esa soledad que me abarcaba, pensando al mismo tiempo en cuándo regresarás. Tú sabes, me siento desesperada, pues aún no han llegado tus cartas, aunque el cartero me ha dicho que ha sido por retrasos de la empresa y que parece que las cajas de los correos las confundieron, las cuales no llegaron a Bogotá, sino a otra ciudad. Las llamadas internacionales también son un caos, y las líneas se caen con facilidad, además su costo es muy elevado, y tú sabes que yo solo vivo de la escritura.  De paso, estos días he mandado algunos escritos a la Revista PLP, hable con un tal Marcos Rodríguez quien se ha interesado por mis cuentos cortos, aun así el pago no es bueno, quedo de llamarme este mes para confirmarme lo del trabajo.

Estos días me he dedicado a la escritura, a la lectura y a pensar en ti, muchas veces he deseado desesperadamente que una voz interrumpa mis silencios, pues es la única forma de liberarme del miedo y de esas voces en mi cabeza que me atormentan. Pero, se me magulla el alma de pensar que quizás tú estés empezando a olvidarme; pero no te preocupes, aún no he caído en la tristeza absoluta del abandono, pero amor mío, me hace mucha falta tu cariño, porque el mío empieza a agotarse y a endurecerse, y no quiero echar a perder nada de esto, es que no quiero volver a los caminos de antes, esos que recorría antes de conocerte, ese mundo lejano en que la vida me arrastraba y me azotaba sin permiso. Espero algún día llegues a comprender cuanto te quiero, y lo repito sin vergüenza ¡Te quiero!, esta es nuestra aurora que nos calienta cuando tenemos frío, que nos da esperanza en nuestra soledad, y donde los poemas se convierte en el himno de nuestro amor.

Nunca creí que esta separación temporal, me fuera a atormentar tanto. Y ahora, no sé con qué conformarme, solo tengo pedacitos de pensamientos tuyos envejecidos en mi armario, aunque solo las abro para besar tu nombre.

Con cariño, Manuela Zimmerman.

Euterpe ©- Cartas de Manuela Zimmerman. 

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