-Manuela, Manuela,
Ma… gritaban repetidamente anoche mientras intentaba conciliar el sueño, y abrazando
temerosamente y conmocionada la almohada por lo que allí me sucedía, decidí
vestirme y salir a caminar. Recorrí la séptima con 57, hasta llegar al Parque
Nacional, donde me fume algunos cigarrillos y le escribí al firmamento que me
miraba cautelosamente en esa soledad que me abarcaba, pensando al mismo tiempo
en cuándo regresarás. Tú sabes, me siento desesperada, pues aún no han llegado
tus cartas, aunque el cartero me ha dicho que ha sido por retrasos de la
empresa y que parece que las cajas de los correos las confundieron, las cuales
no llegaron a Bogotá, sino a otra ciudad. Las llamadas internacionales también son
un caos, y las líneas se caen con facilidad, además su costo es muy elevado, y tú
sabes que yo solo vivo de la escritura. De
paso, estos días he mandado algunos escritos a la Revista PLP, hable con un tal
Marcos Rodríguez quien se ha interesado por mis cuentos cortos, aun así el pago
no es bueno, quedo de llamarme este mes para confirmarme lo del trabajo.
Estos días me he
dedicado a la escritura, a la lectura y a pensar en ti, muchas veces he
deseado desesperadamente que una voz interrumpa mis silencios, pues es la única
forma de liberarme del miedo y de esas voces en mi cabeza que me atormentan. Pero,
se me magulla el alma de pensar que quizás tú estés empezando a olvidarme; pero
no te preocupes, aún no he caído en la tristeza absoluta del abandono, pero
amor mío, me hace mucha falta tu cariño, porque el mío empieza a agotarse y a
endurecerse, y no quiero echar a perder nada de esto, es que no quiero volver a
los caminos de antes, esos que recorría antes de conocerte, ese mundo lejano en
que la vida me arrastraba y me azotaba sin permiso. Espero algún día llegues a
comprender cuanto te quiero, y lo repito sin vergüenza ¡Te quiero!, esta es nuestra
aurora que nos calienta cuando tenemos frío, que nos da esperanza en nuestra
soledad, y donde los poemas se convierte en el himno de nuestro amor.
Nunca creí que
esta separación temporal, me fuera a atormentar tanto. Y ahora, no sé con qué
conformarme, solo tengo pedacitos de pensamientos tuyos envejecidos en mi
armario, aunque solo las abro para besar tu nombre.
Con cariño, Manuela Zimmerman.
Euterpe
©- Cartas de Manuela Zimmerman.
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