Un mes sin escribirte, amor mío, esto en verdad me parece un desatino. Pero créeme que no
he dejado de pensarte. Quiero recordarte que he adjuntado todos mis escritos
que he publicado en el periódico en este mes y medio, también quiero decirte
que tus cartas han llegado en buen estado, sin embargo se han perdido algunas
en el estrecho viaje hasta aquí.
Llevo noches pariendo y abortando letras que no son más que peroratas
amargas, y por eso he acortado las cartas. Pareciera a veces que estuviera
alimentando las palabras de una mariposa sin alas, y jubilando las letras de
una joven sin memoria. Pero el alud de tus cartas reaviva mi sentir, apagado a
veces por la rutina y la desesperanza, tú sabes como es Bogotá cuando el sol no
brilla.
Oprimiendo entonces este lápiz contra el papel deseo atiborrar la urbe
de mi desolada juventud, diciéndote que te extraño, y que el terciopelo de mis
lágrimas se acentúa por mis pómulos cada vez que no te tengo a mi lado, y el
resplandor de mi vida poco a poco se apaga. Quisiera traducirte en letras, este
mi mayor duelo, pero no hay huellas que desplieguen mi alma ante estos
vulgares sentimientos.
Cada mañana al extender mi mano sobre nuestro lecho, no
encuentro más que mi sombra donde solo habitan fantasmas monótonos, pues buscarte
a mí misma en ti, ha sido la peor profesión que he tenido que soportar, y me
pregunto ¿cuántos días más, cuantos meses estarás lejos de mí? Mi corazón es un
vasto repertorio de heridas pasadas, no quiero que tú te conviertas en una de
ellas, quiero tenerte cerca, para ver tu sonrisa iluminar mis días, porque no
entiendo esta variedad de sutilezas, que no justifican mi existencia, ¿acaso es
tarde para continuar?, pero si mi corazón es una verdadera amante, espero soporte
tu ausencia que ha de continuar, y aunque muerta me encuentres, el amor no morirá
jamás. Solo quiero que lo sepas, y no estoy desvariando, créeme que hablo con
la mayor de mis sinceridades, mi alma resuena como el aleteo de un pájaro invencible,
aunque huela a muerte y a olvido, mientras sepa que existes levantaré la cabeza
al cielo, el escenario ahora es tu espera, y la obra aún no tiene final.
Con cariño, Manuela Zimmerman.
Euterpe ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por leerme :)