jueves, 23 de enero de 2014

XIX.



Fred Fred Fred me encanta tocar la guitarra cuando tu estas, siento que existo, y me gusta ver como mi respiración se mezcla con el aire a través de colores que salen por mi nariz, amarillo, rojo, azul aguamarina, simplemente hermoso, es tener el arco iris en mi propia habitación, a Oliver le encanta cuando se hacen figuras y se van diluyendo hasta que desaparecen. Anoche salimos con Oliver pero no fue nada divertido, sentía que las casas nos perseguían y que la calle se volvía más angosta cada vez que daba un paso, me tire al suelo tapándome los oídos buscando un lugar donde refugiarme, pero todo lo que hacía empeoraba, y cuando volvíamos al apartamento caminando rápidamente por la séptima con 57 , vi a alguien parado sobre la cera de al frente y me vi ahí parada, como si nada, llevaba el pelo recogido y en la mano un libro grueso al que no alcance verle el nombre, me veía demacrada, como si la muerte hubiese llegado anticipadamente sobre mi cuerpo, Oliver me hablaba, creo que intentado preguntar qué me pasaba, pero yo no lograba entenderlo, todo en un momento se volvió oscuro. Creo que la cárcel esta dentro de mí, y estoy pagando una cadena perpetua que aún no logro comprender.

Fred tengo miedo, quiero que te quedes estos días conmigo, te lo suplico. Desde esa noche, no he vuelto a ver a Oliver, me pregunto si le paso algo. Greg llamo, dijo que viene esta tarde, a la misma hora de siempre, me dijo que se sentía curiosamente feliz y que venía porque quería escribir poesía y leer en voz alta a Gibrán. Las manos se me duermen, quiero descansar...morir tal vez.


Fred acompáñame mientras duermo, quiero que seas el primero que vea cuando me despierte, no te preocupes por mis lágrimas, solo estoy un poco cansada y triste, te quiero tanto...

Euterpe © - Voces alucinadas 

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