"A la realidad le gustan las simetrías y los leves
anacronismos"
El texto de Jorge L. Borges representa un viaje espacial
entre lo que considero yo: la cordura y la locura. Que permitieron a través de
una lectura detallada transportarme a diversos espacios entre los que parece
ser un sanatorio y el sur de Argentina las cuales considero podrían hacen parte
de la trama del escrito en donde se describe superficialmente la historia de
Juan Dahlmann, como un joven bibliotecario orgulloso de sus raíces argentinas y
germanas propias de una historia en la que hacían parte sus antepasados como
emigrantes y que evidentemente influyó en su personalidad solitaria e
inexpresiva, amante de la música y de Martín Fierro. Pero ante la monotonía de una
vida sin sentido, alejado de sus sueños de vivir en la llanura y no en la
ciudad un golpe en la cabeza hará que como lectores nos confundamos entre lo
que es real y lo que no. Como lo señala Mieke Bal, este método es el que nos facilitará
la discusión sobre cómo se encuentra estructurado el cuento de Borges, de tal
manera que la descripción será el primer paso en el estudio del relato, antes
que la atribución del significado y a la interpretación de este.
La estructura del cuento “El Sur”, se distribuye
de la siguiente manera: 1. Como primer evento se encuentra una breve
descripción de Johannes Dahlmann, el abuelo
de Juan Dahlmann quien en el año de 1871 arribó a Argentina proveniente de
Alemania; 2. Seguido se introduce al
personaje principal del cuento que es Juan Dahlmann al cual se le atribuyen características
de un hombre amante de la música, y orgulloso por sus raíces extranjeras y latinas;
3. Aparece luego Francisco Flores, el abuelo materno de Juan que muere a manos
de los indios de catriel y que obligan al protagonista a no apartarse de la
ciudad y a añorar esa tierra sureña que se convierte en un sueño lejano
imposible de alcanzar pero que sabe que lo espera; 4. El destino (cansado de la monotonía) del protagonista
se ve enfrentado a vivir un evento en su vida que lo llevó a presenciar el
infierno aun sin haber muerto, y que días después terminó en un sanatorio
agobiado por el insomnio y los delirios; 5. De repente, Juan Dahlmann se
encuentra fuera del sanatorio en un tren rumbo al sur de Argentina mientras
leía Las mil y una noches, y que lleno de recuerdos hacía que su vida tuviese
algo de sentido; 6. Horas después el protagonista se encuentra en una estación
de tren, la cual no era la que tenía planeado arribar, sin embargo dicho evento
lo hacía feliz; 7. Finalmente, Juan llega a un almacén donde decide sentarse a
comer algo, pero de improvisto se ve enfrentado con unos clientes del
establecimiento donde minutos más tarde se librará contra ellos.
Teniendo
en cuenta la descripción anterior, nos podemos dar cuenta de los diferentes
matices que le da Borges a su cuento, el cual usa diversos elementos para
contar la historia en donde hay complementos de misterio e historiográficos; desde
Mieke Bal y V. Propp, se podría deducir al emisor
como el mismo narrador de la historia, es decir Borges y al destinatario, el lector.
La base (estructura) es la cultura y la superestructura es la ideología, las
cuales giran en torno a la Argentina de 1939, y donde hay evidentemente una secuencia lógica y
cronológica de la fábula que es lineal; la elipsis se da en el uso de largas
pausas descriptivas y ampliaciones donde Dahlmann (el protagonista), a
través de una visión fantástica nos acerca a la muerte y a esa parte de la
argentina nacionalista y sincrética entre la división de lo que era la ciudad
de entonces y las afueras de esta, que para Propp conservan un orden que va encaminado a
enriquecer la intriga y el nudo del cuento.
Al anterior análisis se suma las concepciones de Umberto Eco,
ya que él resalta que existe una relación directa entre el lenguaje, el pensamiento
y la creación literaria, donde las dimensiones psicológicas e
ideológicas lo que harán es dificultar las interpretaciones del texto, lo ideal es que este proceso
interpretativo consista en un deseo de descodificación de un mundo que lastimosamente
es el nuestro, y el cual está constituido de lenguaje y que pertenecen al mundo
propio del escritor cuyo principal punto de referencia es el universo retórico
y poético, las cuales nos permiten ver los temas centrales de éste cuento: el
delirio o la fantasía, el sueño, el deseo reprimido, y finalmente, la muerte; que
en vez de desenredar, lo que hacen es complicar la trama de esta, propias de
textos problemáticos y no populares. Pero como lo dijo Propp en su texto Morfología del cuento, los cuentos han tenido la función
de poner en guardia a los lectores acerca de los peligros que hay en el mundo,
y “El Sur” invita al lector a cuestionarse y obligatoriamente se ve
expuesto a enfrentar una guerra contra sí mismo, incluso en contra de su
moralidad e ideología, que se puede ver ejemplificado en las siguientes frases:
“Amigos y
parientes lo visitaban y con exagerada sonrisa le repetían que lo hallaban muy
bien. Dahlmann los oía con una especie de débil estupor y le maravillaba que no
supieran que estaba en el infierno”.
“Las miserias físicas y la incesante previsión
de las malas noches no le habían dejado pensar en algo tan abstracto como la
muerte”.
“Sintió
que si él, entonces, hubiera podido elegir o soñar su muerte, ésta es la muerte
que hubiera elegido o soñado”.
“Mañana me despertaré en la estancia, pensaba, y era como si a un
tiempo fuera dos hombres: el que avanzaba por el día otoñal y por la geografía
de la patria, y el otro, encarcelado en un sanatorio y sujeto a metódicas
servidumbres”.
Sumado
a lo anterior, Eco resalta que es importante que el escritor tome conciencia de
sus novelas en función de su superestructura, dejando atrás la narratividad
degradada y abriendo espacio a las novelas conservadoras y reaccionarias,
reconstruyendo así la metalingüística que no se limitará solo a una trama
sentimentalista sino un pretexto para abrir espacios a la crítica, desmontando
el mecanismo emocional y abriendo un espacio a la racionalidad que lleve al
lector a solucionar los problemas de la trama y de la novela sin que sea el
escritor quien lo haga, e incluso a dar una solución alternativa, y como se
evidencia en el final del cuento:
Dahlmann
empuña con firmeza el cuchillo, que acaso no sabrá manejar, y sale a la
llanura.
Para
esto Propp y Bal fueron fundamentales respecto al estudio detallado de las particularidades que hay en
la narración, que son los fundamentos para que podamos distinguir entre un
cuento y lo que nos narran los mitos y las religiones. Por otro lado, aunque
pareciera que hay un desarrollo cronológico en el cuento de Borges, lo que
existe es una creación de mundos paralelos por parte de Dahlmann quien es el que sufre de delirios.
Encontramos a su vez personajes estáticos como su abuelo y Francisco Flores,
secundarios como la mujer que lo ve derramando sangre, entre otros como el
inspector del tren; y por último, está el narrador omnisciente e icónico que a
través de signos referencian la realidad y que permiten estudiar la cultura;
pues una vez obtenido
esto, continuar el trabajo o ampliarlo en el curso de su desarrollo significa
rebasar los supuestos del cuento, es decir, transformar el texto en otro género
de relato, en otras palabras las analogías y
el juego de linajes jugaron un papel fundamental en la estructura del
relato, así como también las pautas de lectura que Borges
construyo en su texto propias de la intertextualidad y donde el narrador se vio
involucrado en un doble proceso, de una dilatación temporal y por otro lado,
remitir al lector a horas y momentos exactos del día, como lo evidencia el
siguiente apartado:
“Ya
el blanco sol intolerable de las doce del día era el sol amarillo que precede
al anochecer y no tardaría en ser rojo”.
Finalmente, lo fantástico se construye a través del discurso
de Juan
Dahlmann que representa esa necesidad del
protagonista por corregir su destino, su deseo de morir a la manera de Martín
Fierro (propias del relato de sus canciones) otorga un carácter apócrifo al
cuento, y el principal elemento de desrealización es el sueño, el cual sugiere la vacilación de
los límites entre lo que es el mundo real y el
mundo ficticio.
Para
concluir, estudiar la literatura más allá de lo que esta nos genera
emocionalmente es tan solo una parte de lo que nos puede ofrecer, pero cuando
nos damos la oportunidad de profundizar su estructura y función como un aporte
a nuestros conocimientos solo allí, comprendemos lo enriquecedor que puede ser
el arte de escribir, parafraseando a
Aristóteles, la literatura es un acto de creación a través de la
escritura con múltiples nociones que permite la verisimilitud y la conjetura. Cabe destacar que la
contribución de Propp, Bal, Eco, Aristóteles, entre otros autores ha sido
fundamental en la historia de la literatura, ya que nos dan una apertura que va
más allá de la descripción de géneros literarios o formas del cuento, pues lo
que estos autores nos da es un estudio detallado de las particularidades que
hay en la narración que son los fundamentos para que podamos distinguir entre
un cuento y otro tipo de textos literarios. Sin embargo, la literatura ha cambiado
y mantener las estructuras ya no es de gran interés, al contrario parece ser
que cada uno crea sus propias estructuras manteniendo ciertos matices
literarios que lo hacen legible. En resumen, la literatura debe ser esa musa
que impulse a los lectores y a los escritores a reencontrar el camino
estilístico de tal forma que podamos conocer el mundo y así poder comprender de
qué estamos hechos, y en donde nos veamos reflejados con los personajes, para
al final terminar con esa insania propia de los que son lectores empedernidos,
amantes de las revoluciones y críticos de la existencia humana.
Referencias
Aristóteles. (1974).
Poética. 1447a – 1462b.
Bal, M. (1990). Teoría de la narratividad. Una introducción
a la narratología. Madrid: Catedra.
Borges, J. (1953). El
sur. Recuperado de http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/borges/el_sur.htm
Eco, U. (1976). El
superhombre de masas. Recuperado de http://books.google.com.co/books/about/El_superhombre_de_masas.html?id=VHlnmnCTSnkC&redir_esc=y
Propp, V. (1970)
Morfología del cuento. Recuperado de http://isaimoreno.files.wordpress.com/2014/01/morfologc3ada-del-cuento-vladimir-propp.pdf
Carlotta de Borbonet ©
Juli Lizcano
sexo sexo
ResponderEliminar