miércoles, 26 de noviembre de 2014

FRAGMENTO # 30


Me duelen las entrañas, el Malboro pasa por mi garganta como una válvula de oxigeno lo suficientemente profunda como para secar las lágrimas que se posan debajo de mis amígdalas ya negras de tanto fumar. Leo a Sandro Romero y pienso en Charly García, en los 80s, en los 90s, en Cali, en los domingos rotos y los guerrilleros. Ahora todo es diferente con la cuestión de la Internet y los celulares, las cosas se celebran a destiempo porque nada es suficiente para calmar el hambre del capitalismo, pienso en Cerati y en lo agradecido que debe estar al saber que no lo despertaron antes, porque aún no ha pasado el temblor. El mundo se hunde, y pocos nos interesamos por él, no somos activistas, ni creadores de fuentes ambientales reutilizables, ni veganos, ni feministas, o algo por el estilo. Y eso pasa porque sencillamente esperamos a que otros lo hagan por uno, o porque por alguna extraña razón no tenemos la misma energía, de esa que producían nuestras abuelas en tiempos en que la comida era natural, o porque simplemente el cansancio llega a nuestros cuerpos y se instala como una garrapata y entonces, sin darnos cuenta nos despertamos en un cuento de Kafka tratando de no pronosticar los días en los que te escurrirás en el tiempo para besar la vida a la mitad de la lluvia.

Carlotta de Borbonet ©
Juli Lizcano

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