Se remueven las olas
del cielo, mientras el
infierno abre las puertas
a mi infiel destierro.
Mi alma se desvanece
sobre el llanto del
desconsuelo cuando mis
lágrimas cubren su sombra
que se ha apartado del
destino. Mueren las aves,
y sus vuelos hunden las
brisas, que rompiendo
en dos los cielos y los
bosques se abren ante
caminos desiertos.
Carlotta de Borbonet ©
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