lunes, 2 de junio de 2014

A LOS CRONOPIOS


Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo. Julio Cortázar
Leer a Julio Cortázar es adentrarse en el mundo de una literatura donde se puede vislumbrar lo que está detrás de los límites de la razón, moldeando a través de las letras la imaginación que encauza los umbrales con ciega e intensa pasión intelectual. Dinamizando así, lo absurdo y lo irracional, configurando esquemas narrativos entre fuerzas contrapuestas o complementarias que enriquecen sus textos donde lo fantástico se disloca de la realidad. La intención de Cortázar en sus textos se basa en provocar en el lector sorpresa y extrañamiento en torno a elementos y acciones de la vida cotidiana, mostrando de alguna forma la cara oculta de la existencia, donde el lector se verá obligado a cuestionar las situaciones sociales y políticas que giran en torno a la vida real, que es donde recae la trama propia de los escritos de Cortázar. Lo anterior se hace evidente en textos como Cartas de mamá y Algunos aspectos del cuento, los cuales serán tomados de referencia para darle continuidad a este escrito, y cuya cita de este autor logra mostrarnos la importancia entre esos dos aspectos fundamentales entre la realidad y la fantasía:
Es imposible considerar la ficción totalmente desligada de la realidad, ya que el poema más abstracto, la narración más delirante o fantástica,  no alcanzan trascendencia sino tiene una correlación objetiva con la realidad, solo que ahora se trata de entender la realidad como la entiende y la vive el creador de esas ficciones, es decir, como algo que por muchos lados y muchas dimensiones puede rebasar el contexto sociocultural sin por eso darle la espalda o menospreciarlo.
Aquí entonces se hace evidente que la literatura de Cortázar está al margen del llamado realismo, oponiéndose así al “optimismo” filosófico y científico propio del siglo XVIII, y en donde deja por un instante a la novela para centrase en el cuento, como ese género literario antagónico, secreto, poco encasillable y misterioso del cual casi nadie se ha interesado en problematizar, como si se ha hecho con la novela. El cuento es un género que crece día a día, y aquellos quienes se arriesguen a crear historias les será un poco difícil aunque no imposible para los escritores que quieran hacerse cargo de esta tarea, teniendo en cuenta que el cuento debe moverse en el plano del ser humano donde este coexiste, en palabras de Cortázar: “Un cuento es como un temblor de agua dentro de un cristal, una fugacidad en una permanencia. Solo con imágenes se puede trasmitir esa alquimia secreta que explica la profunda resonancia que un gran cuento tiene entre nosotros, y que explica también por qué hay muchos cuentos verdaderamente grandes”. El cuentista entonces deberá tener claro las nociones de significación, intensidad, y tensión, ya que entre más cerca este el escritor de la estructura del cuento, mejor material anecdótico se obtendrá, y según como emplee la técnica el escritor, se podrá determinar quién es un buen o mal cuentista.
Teniendo en cuenta lo anterior, del escritor depende si atrae o no a los lectores, es importante como lo resalta Cortázar que éste los sensibilice con el tema que eligió, haciendo que estos se lo lleven en su memoria para siempre, es decir que se convierta para el lector en algo inolvidable. Lo ideal es que el cuento, con su intensidad, su proyección profunda y su resonancia de arquetipos mentales, conecte al lector con sus circunstancias, con su vida, de una manera nueva y enriquecida, de lo contrario como lo resalta Cortázar:
Por más veterano, por más experto que sea un cuentista, si le falta una motivación entrañable, si sus cuentos no nacen de una profunda vivencia, su obra no irá más allá del mero ejercicio estético. Porque de nada valen el fervor, la voluntad de comunicar un mensaje, si se carece de los instrumentos expresivos, estilísticos, que hacen posible esta comunicación.
Para los cronopios que se abarcan en la tarea de escribir cuentos, ya sea del tema que sea, apasionados o psicológicos, es importante que el cuentista recorte si puede, un trozo de la realidad para mostrarla de forma veloz y lo más concisamente posible, para conseguirlo es necesario cuidar los límites de forma que ese recorte deje entrever una realidad mucho más amplia. El cuento debe indagar sobre lo que no se dice y abrir más puertas que las que cierra, se trata de trascender los límites del papel y abarcar una realidad mucho más ancha y ambigua que la plasmada en ellas. Hay que tener en cuenta que contar una historia no es lo mismo que hacer un cuento, tomar un hecho de la vida cotidiana y narrarlo no es hacer un cuento, elegir una acción y describirla otorgándole una corporeidad a través de un personaje, no es escribir un cuento. Lograr que el lector siga pensando en el cuento, será señal de que se ha cumplido el objetivo del escritor; el cuento deberá ser: breve, profundo, tensionante, significativo, y perdurable. En definitiva, los textos de Cortázar en los que discute acerca del cuento son iluminadores en la medida en que acotan los límites del género, precisa sus características en forma global y además, hace una extensa caracterización del  proceso de escritura del autor que resulta de gran relevancia informativa para aquellos que deseen escribir.  A lo anterior se suma que del tema propuesto se logró esclarecer de manera casi esquemática, las características que Cortázar concibe esenciales del cuento como género, esto permitirá, aprehender el tema de forma global y luego visualizar, particularmente, sus ingredientes constitutivos. Así se podrá determinar que la visión del género en Cortázar es completa y acabada y que consigna, con precisión teórica, todos los elementos indispensables para constituir una poética.

Finalmente, lo que nos enseña Cortázar a través de sus textos, como en Cartas de mamá y Algunos aspectos del cuento es que escribir permite dibujar poemas en el aire, disimular el insomnio, ocultar en letras nuestras soledades, darle cuerda a la existencia, nos permite hablar del amor a la vida y recordar que detrás de nosotros viene la muerte. 

Euterpe ©

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