viernes, 13 de junio de 2014

En memoria del no nacido



De repente mi deseo se viste 
de comas y adjetivos en
remolinos antiguos donde los
dioses moldean  la tierra que
a veces se revela en la desnuda
hoguera de tu ausencia lánguida. 
La aurora húmeda navega preñada
de tempestades con misteriosos 
rituales de pasiones taciturnas
que murmullan en secreto
rompiendo las noches y hundiendo
bajo gritos y gemidos las calladas 
nupcias que vacías esperan
atropellando huracanes, cubriendo
el tiempo de estrellas donde la
noche con su mirada rota hunde
de miedos el suicidio lejano
frente al caos que se precipita.
La lanza de fuego flota fecunda
aprisionando paisajes y envolviendo 
al destino que incomprensible
se quiebra en dos, en tres, en cuatro,
sombras donde se esfuman sus
sueños desconocidos que hipnotizan
a los astros rompiendo la realidad
que se retuerza en la senda del 
silencio, liberada de llamas fugaces
que acarician los cuerpos desnudos
donde la angustia seduce los poemas
con lágrimas que se quiebran en
el vacío de su madrigal tristeza. 
La vida camina avergonzada
comiéndose los años que al borde
del vacío continua cantándole
al destinodespojando las nostalgias 
que cubren su rostro de un amor 
idílico que embellece sus labios
de terciopelo y crepúsculos donde
se dibujan indómitos horizontes  
donde las aves sin alas moran.

Euterpe ©

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