14 febrero 2022
«Todo es dolor», esta
fórmula budista modernizada daría: «Todo es pesadilla.» E. Ciorán
Ay ese dolor que se penetra
en lo profundo de tus huesos…de tu alma. Ciertamente hace unos años proyecté
escribir un libro sobre este tema. Treinta y dos años proyectan una vida con
varias etapas, pero esta última (la actual) permiten de sobremanera escribir
sobre el tema, o más bien seguir escribiendo sobre el tema. A veces brotan
temas de felicidad, pero la mayoría son culpas innecesarias e iras brutales que
me hacen ir contra las paredes. Esto es lo que me angustia. El olvido. El
tiempo. Tomo conciencia de algunos aspectos de mi ser y sé que soy asocial
(evitativa dirían algunos psicólogos). Sé que no soy del común y a eso la gente
le molesta, soy un ser triste vestido de optimismo. Sé que soy amargada y medio
desordenada, pero el perfeccionismo me hace olvidar la amargura. Tengo todo lo
suficiente para desagradar a los seres que quieren acercarse para ser mis
amigos.
Me acaban de decir que van
a publicar mi artículo científico en la Revista ALPE, sale el 1 de abril. Es
una dulce melodía que se disuelve en mi alma. Mis padres se sienten orgullosos,
pero dicen que debo ser feliz (yo aún insisto: NO SÉ SI ME LO MEREZCA)
Llevo
una semana con la misma pesadilla y despierto con una especie de ataque de
pánico como los que me daban hace 6 años, solo que esta vez no es en público.
Quiero llorar y quiero amar, pero todas mis lágrimas se han agotado. Quiero
quemar mis poemas, siento que el arte es basura que no sirve para nada. No sé.
Me siento confundida. Llena de rabia. Escribo horrible. Que deshonra. No tengo
dinero, amigos ni nada. Ando pérdida. Mi vida está llena de angustias y
melancolías baratas. Nada queda. Me siento avergonzada. Así va la vida. Tengo
infinitos deseos de suicidarme. Sonrío. ¡Mentiras! Más que morir, quiero irme.
Irme a las infinitas inexistencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por leerme :)