sábado, 13 de septiembre de 2014

RELATO DE UNA JOVEN EN LA POSMODERNIDAD



Esta madrugada mientras me fumaba un cigarrillo, me (dieron) ganas de ser heroína, para percibir la voz alucinada del muerto que llevo en mi interior, de aliento confuso, de lágrimas secas, de playas sin mar y de inviernos sin lluvia. Y no hacía falta siquiera una pluma o un teclado, tan solo observar el mundo y escribir en el aire los gestos y las hojas, las sombras y el color, la soledad de lo desconocido o la respiración desde dentro; ojos, risa lejana, zapatos y arrugas. Sacrificando así la vida, el amor, la libertad, y el gozo, ocultando el alma de los hechos vacíos con recipientes de sentimientos que no llenan, separando la felicidad de lo absurdo, dejando a la deriva la escritura de la noche, desnuda, entre fríos desapasionados.
Suelo dibujar poemas en el aire, disimular el insomnio, y escribir cartas de amor para ocultar mi soledad. Suelo cerrar los ojos apartando mi mente de los sentimientos, y aislándome en la compañía de las voces incesantes de mi cabeza. Suelo escuchar música a todo volumen para evitar olvidar el recuerdo de tus labios recorrer mi cuerpo. Suelo leer poesía para recordar que mi locura hace parte de ser poeta. Suelo escribir letras y palabras sin sentido para darle cuerda a mi existencia. Suelo escribirle a la vida, para darme cuenta que detrás de mí viene la muerte. Suelo hablar del amor a la vida, para no gritarle al mundo lo sola que me siento. Suelo escribir sobre el sol y cómo la luna alumbra mi ser, y así no hacer evidente el frio que carcome mi alma cada vez que ellas se ocultan. Suelo reír en compañía, para darle ánimo a mi vida. Quiero entonces, cerrar los ojos para nunca despertar, para olvidar mi nombre, para detener el tiempo, para murmurarle al silencio cuánto lo quiero, para abrazar la brizna que la soledad ha dejado a mis espaldas, para ver mi existencia en fantasía, para oír lo que siempre he querido entender, para hacerle el amor a su silueta, para despedir mi memoria, para convertirme en nube sin fronteras, para escribirle versos a los dioses, para soñar con las huellas de sus labios, para derribar los muros del desasosiego, para llegar a los 80 y saber que fui capaz de superar mi existencia juvenil, para ser la ola de su amparo, para ver que transforme la poesía y que pude acceder a otro mundo más allá de este mundo de porquería. Quiero cerrar los ojos porque es tiempo de abrir las alas para volar. Porque es cierto que no retornaremos, leeremos y se escribirán libros que hablarán de nosotros y de nuestras aventuras, llegaremos a la vejez solo para contarle al mundo, que el amor perenne si existe y que vivir en la cima de una montaña sin pensar en que hay más colinas por recorrer como lo decía Mandela también es posible, y por eso se escribe, como lo decía Benedetti, se escribe para contar la vida, se escribe porque el alma necesita de las historias, de los versos, de versos que agudicen nuestros sentidos. Se escribe porque las palabras nos dan el oxígeno que necesitamos cada día para respirar. Se escribe porque no nos sirve cerrar los ojos cada día simplemente para olvidar. Se escribe porque necesitamos aprender a morir en silencio. Se escribe para encontrarnos en lo perdido, en lo vago, en la nada y así poder levantarnos cada vez que nuestro cuerpo no puede aguantar más el deterioro del tiempo. Se escribe para huir del miedo, de la soledad, del insomnio, de las voces incesantes que no callan. Se escribe para orarle a dios y exaltar en ella nuestras tristes plegarias. Se escribe porque estamos envejeciendo en el apuro del tiempo. Se escribe porque ya no nos queda nada más qué hacer en un mundo que nos absorbe por pedazos. Pero ante todo, se escribe para aprender a ser felices aunque nos cueste la vida, y todas las letras del mundo.

mi conquista ahora, es el cielo sin nubes, la
belleza sin tristezas, lo desconocido sin miedos,
la multitud en soledad, y el deleite de la

vida, sin muerte.

Carlotta De Borbonet ©

LEJOS





Insisten las voces en romper
los sueños como juicios
congelando el jubilo y el
olvido de los días, mientas
en la desnudez de su tiempo
se instalan escombros de
nostalgias, acallando la
esperanza profunda de sus 
miedos. Su llanto ha de romper 
el silencio, abandonando el 
camino desnudo de sus deseos.
En ese momento entonces, tu y yo 
estaremos tan lejos, que será
imposible ir a nuestro encuentro.  

Carlotta De Borbonet ©

viernes, 12 de septiembre de 2014

TU BIEN SABES




tu bien sabes qué delirio se
produjo en mí el día que me
diste el primer beso, y que hoy
aún perdura con el tiempo, 
que aún no te he perdido y 
que siempre vuelvo presurosa 
a tu auxilio, mientras ponemos
puntos seguidos a la historia
que empezamos escribiendo,
que varias veces me he 
extraviado en los nudillos de
tus dedos, que juntos somos
dos hechiceros derrotando
imposibles, que nos urge
contarle al silencio nuestros
deseos, que necesitamos de
la complicidad callada 
cuando me urge amarte, 
con el pretexto de abrazar 
tu boca y darte un beso 
lleno de versos, me gustaría 
regalarte un cupón a las 
Bahamas y así venderte la 
idea, de que te quedes conmigo. 

Carlotta De Borbonet ©


jueves, 11 de septiembre de 2014

ME EXTRAVIÉ

Sara Herranz Illustration


me extravié sobre su cuerpo sin
entender de dónde venía huyendo, 
si de sus besos sin sentido, o de 
mis miedos al olvido. 

puede ser paradisíaco encontrarlo 
bajo la sombra de un terciopelo,
cuando me urgía regalarle el 
cielo, para así salir volando y
abrazar a mi inocencia, que
desnuda recorría mi cuerpo. 

me extravié sobre su cuerpo a 
la distancia exacta de su aliento, 
donde nos desprendimos del 
vuelo, para hablar del amor que 
se asomaba sobre mi pecho.

no hay que dejar que el tiempo
amargue nuestros silencios, 
cuando tengamos que arrastrar 
los segundos a la triste espera
de nuestros puertos. 

-si, me extravié sobre su cuerpo
cuando rosamos nuestros sexos 
sobre su lecho, reviviendo en la 
memoria esas mañanas frías
que esperaban inconclusas, al
amor eterno.  

Carlotta De Borbonet ©

miércoles, 10 de septiembre de 2014

ALGO DEBE HABITAR




algo debe habitar entre tus labios
y en el eco de tus suspiros, que
yo haya extraviado en el estupor 
de los días, y que ahora yo lo 
necesite, para soñarte entre mis
brazos.

tu corazón ha emprendido el vuelo
renunciando a su camino, que por
escrito ha cementando en el vacío de
las noches esos recuerdos, que ahora 
son nuestros.

si algún día tus caricias intentan
moldear las nubes, el amor abrigara
entre líneas nuestros cuerpos, donde
han de terminar los recuerdos tristes,
y entonces seremos dos almas
casi completas, en una.  

por ahora, no me importa que dudes
de mis sentimientos, yo esperare 
vigilante y sigilosa, a que algún
día me digas al oído: "te necesito". 

Carlotta De Borbonet ©


martes, 9 de septiembre de 2014

AL DIABLO EL MUNDO




Al diablo el mundo que no
perdona con piedad, que
desparrama su ira a todos
aquellos que actúan con
fervor, que le escupe a los 
pobres cuando aun no han 
logrado salir de la miseria,
que castiga a los hombres
con la guerra, que ha olvidado 
calmar los mares y las tierras, 
que castiga injustamente cuando 
es necesario perdonar, que 
prolonga el invierno sobre 
nuestras  siembras, que quiere 
ver arder al mundo con nosotros 
dentro de él, que oprime con la 
desgracia nuestros días, que 
interroga cuando necesitamos
un poco de silencio, que nos 
aleja de Dios cuando estamos 
en duelo, que nos ahoga cuando 
suplicamos salir de la tristeza, 
que le gusta borrar nuestros 
sueños cada vez que se asoma 
la alegría, que provoca 
desesperanza cuando necesitamos 
consuelo, que golpea a la 
fantasía cuando necesitamos 
compañía, que le gusta oprimir 
a la esperanza para llevarnos 
al olvido, que anula los 
sentimientos cuando queremos 
o amamos a alguien, que duda 
cuando necesitamos certezas, 
que nos empuja sin razón cuando 
no queremos caer al abismo, y 
que oscurece nuestros días 
cuando necesitamos un poco de 
sol en nuestras mentes frías.  


Carlotta De Borbonet ©

lunes, 8 de septiembre de 2014

MONOTONÍA DE OLVIDO




Convaleciente iba él con 
una herida de amor que 
rasgaba el costado de 
su pecho, ansiando con
locura rosar sus labios
en alguna boca con 
sabor a canela, donde
pudiese reposar las
caricias de la madrugada
antes de que sus ojos se
queden sin aliento y sus 
parpados se salpiquen
de lágrimas frías y saladas.  
La ruleta de la vida gira
paralelamente sobre la
verdad, mientras su
felicidad se apaga entre 
puñales de arpegio, 
donde la lluvia sonríe, 
meneando sus manos 
en señal de despedida. 

Carlotta De Borbonet ©

domingo, 7 de septiembre de 2014

EL VIENTO NOCTURNO


Por las alamedas solloza el
viento, sufriendo en la umbría
cuyas lágrimas se abrazan en
secreto. Resignada derrama la
vida en el éter de sí mismo, 
donde las gotas muertas meditan
sobre el abismo verde y brumoso,
mientras un paisaje duerme entre
un invierno, sin mañana y sin ayer.
En medio de un torbellino piensa
en la antorcha que iluminará sus
caminos después de haber caído
en la vanidad de la filosofía,
donde sus alas se troncharon en 
las diáfanas y monótonas letras,
derrotando su interior en un valle 
profundo y desolado. Ruge la
culpa, esfumándose en las horas
y deshojando a la Luna, mientras
de la melancolía florece la 
alborada que eclipsará sus 
ojos, y levantándole el velo 
negro besará su rostro 
como señal de reencuentro.

Carlotta De Borbonet ©

sábado, 6 de septiembre de 2014

CICLO


A veces soy un poema de Cortazar,
y otra veces de Benedetti.
Pero la mayoría de veces, termino en
el final de un verso de Pizarnik, o
en la mitad de un cuento de Caicedo.
Carlotta De Borbonet ©

viernes, 5 de septiembre de 2014

DÍAS INÚTILES

Sara Herranz Illustration


Mi corazón se quiebra entre 
remolinos de ausencia, que 
narran la historia de un 
hombre y una mujer que 
intentaron dejar la huella de
su deseo entre sus labios y 
sus cuerpos, para luego 
exprimir el alma al olvido de 
lo vivido. En él mi angustia 
desapareció, pero ahora, el 
silencio me aflige mientras 
sus caricias recorren mi cuerpo 
dibujando el tacto de sus dedos, 
que alrededor de un grito intenta 
encontrar sobre las montañas el 
eco de un él, que ha partido. 
Retoña la oscuridad, mientras
ella volverá a las calles de la
nada acompañada de la parca y
el dolor, para luego sumergirse
en el silencio de lo incierto. 
  

Carlotta De Borbonet ©

jueves, 4 de septiembre de 2014

CÓMO ESCRIBIR POESÍA


Cómo escribir poesía cuando
lo que sientes desborda las 
palabras, cuando tu alma ya
no tiene memoria, cuando los
recuerdos se han vuelto borrosos
a los ojos de los otros, cuando 
los versos profanan el silencio y
desgastan la alegría de quien se
resguarda en el valle de lo vacío y lo
incierto, cuando el amor se apaga
impaciente anunciando su partida,
cuando la juventud envejece 
quebrantando las horas y el infinito, 
cuando tu vos se ha debilitado y la 
respiración te asfixia en el estopor 
de las noches tibias, cuando el 
destino golpea la corteza de tus labios
sin ternura, cuando el cansancio te
empuja a parajes profundos donde
es difícil mantener el ritmo de la vida, 
cuando el llanto anuncia el olvido de
quienes te han abandonado, cuando
la vida te cierra las puertas y Dios
te lanza al vacío de la desesperanza,
cuando tus errores se prolongan 
devorando la alegría de los niños, 
cuando empiezas a quedarte sin
palabras y te conviertes en el
verdugo de este mundo circular
donde la muerte espera la ultima
bocanada de oxigeno, y cuando sin
conocerte, meces las olas de lo 
vivido para darle paso a tus
angustias y fracasos. 

Carlotta De Borbonet ©

miércoles, 3 de septiembre de 2014

HASTÍOS



Se desbordan las calles con colores 
de mediodía, errantes de gaviotas y
de cantos perdidos, deteniendo al
destino mientras este se duerme 
sobre su vientre flácido, quebrando
el silencio de las ramas que se
mesan tras el viento, dejando atrás
el oleaje de sus secretos que
estancan el alma entre bostezos
que jadean dolorosos, mientras
los pliegues de sus labios intentan
callar el grito que devora su 
garganta. Se esconden los deseos
de humos espesos  que arañan las
horas obstinando al destino a
caminar por el desierto del olvido. 

Carlotta De Borbonet ©  

martes, 2 de septiembre de 2014

INVITACIÓN

Sara Herranz

Se ahogan los besos de tanta 
ausencia fría, que abrigando 
mi pecho acunan la tristeza 
ahogada por el miedo, a los 
espejos que reflejan su 
silueta infatigable, que 
callan y desvelan en las 
veredas de sueños, el silencio
que quiere gritar su nombre
a la intemperie de la medianoche,
donde una guerra coarta la
libertad de quienes se sienten
desesperanzados, entre sabanas
rotas y perfumadas del olor de 
sus labios desnudos, que invitan
con dulzura al acto del amor.  


Carlotta De Borbonet ©   

lunes, 1 de septiembre de 2014

ORIGAMI



Gritan los mudos
por los valles
abrigando 
la ausencia
triste en
espejos de
arte, donde un
ángel sombrío 
duerme a la
intemperie de
los recuerdos
futuros sin
presagios donde
se dibuja el
amor inquieto
develando 
en cantos de
medianoche    
las desgracias
que buscan 
encender el 
ocaso, mientras 
duermen los
peces sobre
barquitos de
papel, mecidos
por las olas
de estrellas que
con sus cortas
alas intentan 
adorar a la 
existencia.      

Carlotta De Borbonet ©               

domingo, 31 de agosto de 2014

POEMA LXIV


Se derraman los ecos
que sueñan y deambulan
sobre la quietud absorta
de los libros, que flotan
y asfixian la agonía en 
rumores arañando al
silencio en los repliegues
vaciados de desgracias, 
tentando al reposo nudo
de las angustias engendradas 
de la nada y que intenta
recobrar el torbellino de sus 
deseos, que combatirán a 
galope, defendiendo en 
palabras las horas hasta 
cuándo la mentira se
ahogue en los ruidos de
sus versos asaltando las 
heridas delirantes que se 
derraman sobre sus labios 
mezclando las sombras de 
besos y palabras envasadas
en cuarentena sobre lo
que desea engendrar. 

Carlotta De Borbonet ©




sábado, 30 de agosto de 2014

RUGEN LAS OLAS



Rugen las olas dentro de bosques
perdidos, donde se esconden lobos 
de grandes ojos rojizos, que aúllan
el martirio de enfermas hojas, que
caen lentamente sobre los labios
como un rocío a punto de desaparecer.
Su pecho se asfixia, desnuda y temerosa
ante el aleteo de la noche, que se 
tuerce ante el destino que estancada
en los recuerdos, recoge lenta y
calma su voz, en el oasis de la nada. 
La bruma espesa encorva a la vergüenza,
llenando el vacío de descanso y fuerzas,
mientras la tierra gira alrededor de
manantiales verdes, donde el arco iris
marca el final de su camino. 

Carlotta De Borbonet ©

viernes, 29 de agosto de 2014

LA ESPERA


Mientras sus ojos aclamaban perdón,
un cuerpo frío vestido de olvido esperaba
sobre el paisaje un milagro que expresara
los ruidos agudos de su corazón, y así
aliviar de cariño, el desnudo silencio que
se hallaba sobre sus pechos. Los libros
abandonan la sombra despertando ecos 
de poemas vagabundos y asfixiando la
angustia, donde ella espera inaudible y
distante, a un amante ausente de
palabras y enfermo de esperanza que
codicie con locura, el amor por la
vida y el misterio de los sueños 
que cargan sobre si la
sonrisa de los días.

Carlotta De Borbonet ©

jueves, 28 de agosto de 2014

A LA HORA DEL LLANTO



Galopa el misterio sobre espumas de nácar, 
que denuncian a la distancia el alba marchita 
donde una joroba pretende ahogar al desierto 
inerte, que con sus besos húmedos por los 
vientos desean enredar la grama de arena, 
mientras un alma desnuda duerme inquieta 
sobre peldaños y valladares de letras.
A la hora del llanto claman los vientos que 
envuelven sobre las hojas al mundo, mientras
la guerra oprime la piedad que en numerosas
noches escarban en vano a la espera del milagro,
allí una línea de tiempo de ritmo desigual 
aprisiona las ondas de los sentimientos,
donde la tempestad y el enojo esperan
abrazadas al cadáver de un destino. 

Carlotta De Borbonet ©

miércoles, 27 de agosto de 2014

ECOS



De la diáfana idea nacen espumas 
y azucenas que reflejan en el vacío
el enredo del tiempo reventando en
llanto y sucumbiendo en ecos, esos 
que anticipan la quietud absorta del 
silencio, donde cantan las rosas y
flotan las hojas sobre óleos de
suspiros mientras la noche se
despide descalza y angustiada. 
Al hilo de un suspiro se hunde el
alma, arañando al silencio sin fijar
distancia entre bostezos que prolongan 
la ira secreta que circula por el mundo
insensatas a las preguntas e indomables
a la imaginación, vencedoras de la
existencia y déspotas a la sustancia
ardiente, despreciando las huellas
que sin cesar deliran sobre sus caricias. 
Mañana la culpa perderá el camino y
el corazón viajero y la escritura 
gangrenada vencerá la locura
renovando y redimiendo la
nada que lo alimenta. 

Carlotta De Borbonet ©
   

martes, 26 de agosto de 2014

BAJO SUS PÓMULOS


Sara Herranz

Se pierde el cansancio profundo 
donde las palabras mudas esperan
al borde del destino y lejos del espacio
los peces se deshacen  locos y fríos
mientras las olas parpadean en los
horizontes lejanos donde las montañas
decoran las noches invadiendo el tiempo 
que con ansias se traga al universo, 
temblorosa de esperanzas y poemas 
palpitantes que intentan sostener la lluvia
que se derraman bajo sus pómulos.

Carlotta De Borbonet ©


lunes, 25 de agosto de 2014

UN PASADO IRREVERSIBLE



“Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia, quería vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida, y dejar a un lado todo lo que no fuese vida, para no descubrir en el momento de mi muerte, que no había vivido.” Robi  Williams (El club de los poetas muertos)

Ahora que pienso, es raro que escriba algo empezando por el título, pero hoy, este domingo lluvioso, me ha sucedido así, dando vueltas al tema que podría seguir tratando me ha saltado este título. Y con él puesto como guía comencé a escribir.
Podría decirse que el pasado no es tan maldito ni tan pasado, pero que incierto es el futuro y que a pesar de ser tan incierto como desea, esta vida es caprichosa, me da mucho y me quita más, da alegrías que luego vuelve amargas y nos pone trampas en que los débiles como yo caemos tan fácilmente; y ahora me acuesto, sola, cansada, y tremendamente adolorida con todo lo que implica el dolor, el del alma y el del cuerpo. Un cuerpo cansado que lidia a diario con este duro presente y un alma que intenta a diario olvidar ese oscuro pasado que a toda costa oculto de los demás, porque me avergüenza y podría quitármelo todo en un segundo, todo incluido el presente, todo incluido el futuro.
Pero, supongo que hoy es uno de esos días en que debería estar tranquila, o desanimada, como cualquier domingo. Había pasado un buen rato observando la lluvia por la única ventana que había en mi habitación. Había pasado un buen rato observando cómo cada gota no era suficiente para calmar la ansiedad,  que no dejaba respirar con tranquilidad a mis pulmones. Aquella ventana estaba rociada por gotas de agua condensadas en los cristales de doble filo, que me daban visión a las rejas de un verde pantano donde muchos niños, solían ir a jugar, suponiendo yo que se divertían, así mismo, a una triste terraza, mojada, encharcada donde de vez en cuando se asomaba una anciana, ya poco agotada por los años. Los arboles raquíticos y esqueléticos que observaba en aquella penumbra parecían llorar, pues a cada trueno, caía una hoja marrón, seca, como las lágrimas de mi rostro. Olor ha mojado.
Una visión perversa, perfecta, de un día gris. ¿Nunca has observado cómo se carboniza la madera cuando se quema?, ¿nunca has mirado fijamente el humo de un cigarrillo o la belleza de unos labios carbonizando su interior? Tal vez no, porque la mayoría de las personas no lo hace, tal vez porque algunos no aprecian cada segundo, porque aunque sientan alegría, siguen pensando en ellos mismos. Y cuando sienten soledad creen que el mundo se vuelve contra ellos, cuando en realidad nunca hemos estado solos, pero los que tal vez nos sentimos solos simplemente sonreímos, pues hemos aprendido a llorar por dentro y sonreír por fuera; la soledad tiene belleza pero, ¿qué es mínimamente bello? El brillo de la alegría en unos ojos que han llorado por la tristeza, un corazón palpitante de emoción, unos labios diciendo cualquier cosa, un sitio caótico, el canto de una niña desamparada, y si esto es bello, entonces, ¿qué es lo triste? El mundo y sus enfermedades creadas a fuego y leña, es triste sucumbir ante la realidad, es triste ver un color apagado sin vida. Triste, como los domingos, como el llanto de un niño, como el resurgir de una primavera triste después de un invierno alegre.
Aún así no hacemos nada, nada para aliviar la acidez que crece en la garganta cuando no se puede llorar, y se desea; no puedo hacer nada por mis manos cuando ya están temblando, actuando por sí solas. Es inútil observar amuletos, los amuletos no sirven de nada; siempre he pensado, que los mejores amuletos, son las personas que amas. Aunque los defraudemos sabemos que en realidad los amamos, y duele cuando esas personas nos niegan, porque hieren los sentimientos más profundos.
Y así, seguí toda la noche pensando en las tristezas, en las alegrías, en lo absurdo, en lo infame, de repente algo empezaba a calentar mis piernas, entre las rejas empezaba a entrar la luz del sol, observaba como poco a poco las baldosas de la terraza se secaban; y pensar que yo creía que los ángeles llorando provocaban la lluvia.  Eso era lo que yo pensaba, pero a través de los años, la ciencia a pasos agigantados, nos quita esa ilusión que la dulce infancia había creado esa dulce tristeza.
En el cuarto nefasto en el que me encontraba, donde tan sólo un poco de luz asomaba, donde las voces de los niños que se encontraban atravesando el gran muro de mi habitación pensé: No sé como terminé aquí. No sé cómo me atraparon, no comprendo cómo fue que me encerraron si hasta ayer jugaban alegremente conmigo.  No sé que hice mal, si supiera contar el tiempo podría saber cuánto llevo aquí, pues solo la luz del sol y la luna pasaban por estas cuatro paredes plagadas de cosas extrañas. Recuerdo que todos los días un caballo de madera sin ojos, me contaba que él estaba hecho para llevar personas, pero nunca entendió porque cada vez que quería avanzar se quedaba en el mismo lugar. Sólo sentía como su cuerpo se movía de atrás para adelante sin parar. Nunca vio un rostro, pero sí podía escuchar las risas de los que se montaban en él. De un día para otro este caballo inmóvil fue encerrado en esta pieza oscura al igual que a mí, nadie le dio ninguna explicación.  Siempre le quedó la duda del porqué fue encerrado.  Me quedé muy apenada por la triste historia del caballo, pero me tenía más preocupada la razón de mi encierro.
Recuerdo que de niña además del caballo de madera sin ojos que me acompañabatenía una muñeca amiga que adoraba dormir en mi cama, vistiendo sus viejas pijamas y sonriendo al quedarse dormida. Tenía un cuaderno de poemas en donde rimaba mis penas escribiendo infantiles estrofas de sueños, amores y rosas que inventaba gracias a la gran fantasía e imaginación que de niña tenía. Así mismo, gracias a las paredes olor a sílex dibujaba siluetas de seres extraños, que divertían con grandes carcajadas de sonrisas mi soledad. Finalmente, recuerdo la siluetas que todas las noches dibujaba en el techo que intensamente lograba recrear antes de conciliar el sueño… oh! que silueta tan hermosa era la que recreaba, la de una mujer hermosa, que había creado para suplir  la partida de mi madre que me había dejado años atrás, y que ni un adiós fue capaz de decir.
Sin embargo, luego de haber transcurrido muchos años,  en mi doliente adolescencia, se me ocurrió una tarde crearle un nombre a mi madre y escribirle algunos poemas que guardo en un baúl a la espera de que ella algún día regrese.
Desde pequeña siempre he creído que nací por nacer, sin saber a qué venía, vivo huyendo, asustada, buscando refugio, leo... vago en sombras, mi mente me abandona ahogada por la nostalgia, me esmero en vivir aunque agonizo, desato mi tristeza vomitando letras inspiradas en una musa de cristal, torturado por la cruel certeza de que mi madre nunca las leerá.
En este punto soy claro y no tengo dudas, mi soledad me acompaña y mi tristeza me alegra, y por fuerte que parezca, mi soledad necesita sentir algo más, lastimosamente no he sido capaz de lograr tal sensación en ella. Mi tristeza por su parte se encarga de buscar aquello que no está en mí. De repente y sin saberlo, mi soledad necesitaba de una compañía, que curioso pero muchas veces uno hace y siente cosas que están totalmente en contra de nuestra propia naturaleza, pero la compañía que necesitaba mi soledad nunca fue satisfecha por mí, algo que sí logró hacer mi tristeza, mi tristeza era el complemento perfecto para mi soledad, fueron amigas, confidentes, no discutían, lograban una convivencia envidiable, y por demás, en aquella relación tan fuerte, la única que sobraba era yo.
Fue así que llego el momento que siempre temí, mi tristeza y mi soledad me abandonaban, no necesitaban más de mí, mi tristeza y mi soledad me dejaban, no hay forma de detenerlas, salían sin despedirse, no dejaban esperanza alguna para un reencuentro, para una reconciliación, era el fin de todo, mi tristeza y mi soledad partían sin dejar mayores explicaciones, ya no podría ser tan presumida y decir que estoy sola o que estoy triste, mi soledad se acompañaba de mi tristeza y mi tristeza era feliz. Y si algún día las pueden ver por ahí en la calle, les rogaría a ustedes que les dieran un saludo de mi parte. ¿Qué será de mí en este mundo?, algunos dirán sin mayor desenfado: allá va la persona sin soledad y sin tristeza, para algunos será un hecho envidiable, para otros será no creíble, pero para mí, para mí es totalmente desconcertante y miserable. Espero encontrarme a mi soledad y a mi tristeza tal y como lo fueron siempre para mí, mi única compañía y mi única alegría. 

LAS LÁGRIMAS QUE SE GUARDAN



Las lágrimas que se guardan
entre tus parpados como recuerdos
armados de martirios, anidan en la
tristeza el silencio de una ausencia
sobre un corazón que de forzosos
espasmos inhala un aliento afrodisíaco 
donde aparece la noche como pasas de
higo esperando en vano la madrugada
que despedaza la mezquindad y el hastío 
de quien se ahoga. Se avergüenzan  
los tristes mientras un espasmo 
vertebral rompe la bolsa donde sus 
lágrimas mojan el destino
que acaba de escribir. 

Carlotta De Borbonet ©