De la diáfana idea nacen espumas
y azucenas que reflejan en el vacío
el enredo del tiempo reventando en
llanto y sucumbiendo en ecos, esos
que anticipan la quietud absorta del
silencio, donde cantan las rosas y
flotan las hojas sobre óleos de
suspiros mientras la noche se
despide descalza y angustiada.
Al hilo de un suspiro se hunde el
alma, arañando al silencio sin fijar
distancia entre bostezos que prolongan
la ira secreta que circula por el mundo
insensatas a las preguntas e indomables
a la imaginación, vencedoras de la
existencia y déspotas a la sustancia
ardiente, despreciando las huellas
que sin cesar deliran sobre sus caricias.
Mañana la culpa perderá el camino y
el corazón viajero y la escritura
gangrenada vencerá la locura
renovando y redimiendo la
nada que lo alimenta.
Carlotta De Borbonet ©
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