A veces
por piedad
los versos
rompen la
tempestad
sangrienta
arrebatada
entre la
niebla
desierta
que suspira
en calma.
Batallando
está su
corazón
que guarda
el rocío de
las selvas
que golpean
el viento
que reflejan
el olvido
infinito
de sus
besos.
Ella lo
abandona
mientras
las playas
rompen
el bramado
de su
amor que
enmudece
las horas
aladas y
heridas
de náufragos
sin sombra.
El tiempo
es tan largo
que repugna
el infinito
donde emerge
el duelo
callado que
desventurado
aguarda la
esencia
de ser
por fin
libre.
Carlotta De Borbonet ©
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