No se cansan sus ojos
al desollar por completo
las lágrimas que despojan
la suerte del traidor que
venció a un prisionero en
las montañas del horror
y donde los chiqueros
esparcidos caen vacíos
fusilados en el engaño
de consejeros en poder
de la justicia. No conviene
entonces, empeñar la vida
en mares espaciosos donde
crespa la corriente que
en bancarrota empuja
la prudencia de quien
la precede. La gloria
al parecer, es un invento
de quien lucha por obtener
una fracción de tiempo en
donde la razón esparce
nieve caliente para
encender vuestra alma
a los dioses.
Carlotta De Borbonet ©
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