Rugen las olas dentro de bosques
perdidos, donde se esconden lobos
de grandes ojos rojizos, que aúllan
el martirio de enfermas hojas, que
caen lentamente sobre los labios
como un rocío a punto de desaparecer.
Su pecho se asfixia, desnuda y temerosa
ante el aleteo de la noche, que se
tuerce ante el destino que estancada
en los recuerdos, recoge lenta y
calma su voz, en el oasis de la nada.
La bruma espesa encorva a la vergüenza,
llenando el vacío de descanso y fuerzas,
mientras la tierra gira alrededor de
manantiales verdes, donde el arco iris
marca el final de su camino.
Carlotta De Borbonet ©
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