lunes, 4 de agosto de 2014

DESPIDIENDO AL SOL




Las madrugadas impregnadas
de insomnios estremecen el
cuerpo desierto de semblante
frío y grisáceo. El cigarrillo
cuelga en su espalda como
un abanico tibio que quema
su interior dejando en cenizas
sus recuerdos de mansos 
sosiegos y de tiernos suspiros.
Su sombra emigra a la noche
que incapaz de ver el sol del día
deshace el cielo sujetándola a 
su voluntad, mientras la gloria
ablanda el olvido que el tiempo
grita en la huida del sueño.
Fugitivo naufraga en la aventura
de los mitos y los rumores
paganos, que anuncian la llegada
invisible de búhos sin plumas
inocentes, que sobre sus ojos 
cargan la noche marcados
con la forma de dos Lunas llenas
que encubren el día de pasiones
viles, y que hacen nacer la noche
cada vez que abren sus alas. 
Poseyendo la tierra, observa
al Oriente despojando al sol
de su belleza y de aquella 
ingenuidad de encanto
que es capaz de calentar
al alma en el íntimo retozo 
del despertar humano. 

Carlotta De Borbonet ©

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