Una palmera de
olas adheridas en
solitarias ciénagas
entona el celaje
como un himno
con sollozos
silenciosos entre
borrascas que
se apagan bajo
la luz viviente
de sus ojos.
Inclinada sobre
las aguas turbias
germinan hojas de
insondable vuelo
donde guarda
los astros
dolorosos de
su voz.
Peregrina ha
venido desde la
azul lejanía
columpiando
el tronco
envuelta de
llanura donde
se mece su
sombra.
La noche
resplandece
entre ocultos
follajes donde
cesa el canto
heroico que
evoca el yugo
que arrebola
su insondable
estío.
Euterpe ©