martes, 8 de julio de 2014

La palma peregrina



Una palmera de
olas adheridas en
solitarias ciénagas
entona el celaje
como un himno 
con sollozos 
silenciosos entre 
borrascas que
se apagan bajo 
la luz viviente 
de sus ojos.
Inclinada sobre 
las aguas turbias
germinan hojas de
insondable vuelo
donde guarda
los astros 
dolorosos de
su voz.
Peregrina ha 
venido desde la 
azul lejanía
columpiando
el tronco
envuelta de
llanura donde 
se mece su
sombra. 
La noche
resplandece
entre ocultos 
follajes donde
cesa el canto 
heroico que
evoca el yugo 
que arrebola 
su insondable
estío.  

Euterpe ©

lunes, 7 de julio de 2014

Péndulo



Tú que habitas el ocaso 
cruento y ardiente de luz, 
deshecha el amor ardiente
sobre la hamaca del silencio
como un diluvio de sombras
que a la distancia de un delirio
odioso hila maliciosas ideas 
bajo la pedrería de silvestres
nardos rosados que sollozan
en el paisaje donde pájaros y 
estrellas expanden la llanura
de un destino que irrumpe las 
tristes lágrimas. Y en la sonata 
nupcial, la elocuencia sutil del 
olvido, rasga los lienzos apretados 
de una melancolía sofocante para 
alcanzar la insondable alegría que 
ella anhela. La pizarra de sonrisas 
inquietantes apacienta la leve 
estatua de la vida, que rebosa 
sin aurora por el remanso de
sus labios. El cielo llora y el 
abismo en su agonía siente la 
alegría llena de morfina, donde 
se esconde la primavera de su 
deseo exótico, desprovista de hojas, 
luminosa, firme, amante de 
suspiros y pétalos nevados.
El ensueño destila el aire de la 
mañana, donde de un péndulo
cuelga, su leve destino. 

Euterpe ©

CARTA Nº 23



Contemplo mi habitación, escribo mientras siento que la vida se me va, algo está por venir, no sé que es, me escondo bajo las cobijas, lloro profundamente, siento el cansancio recorrer todo mi cuerpo, siento en mi alma la distancia, esta dolorosa realidad que me hace sentir tan angustiada y melancólica, el cielo se cubre de tristeza y toda esperanza se esfuma en el ahora. Los recuerdos de ti me hacen sentir tan vacía que empiezo a sentir que ya nada me sorprende, ni mucho menos me sostiene, es como si poco a poco estuviera empezando a perder la facultad de sentir, de disfrutar, de admirar, la vida se ha convertido en el depositario de mis culpas y penas. Esta necesidad absurda de retroceder el tiempo, para recobrar los recuerdos cuando sé que es ya demasiado tarde abruma y empeora mis sentimientos de soledad; no soporto no sentirte, la vida pasa con miles de poemas sobre mi espalda, llenos de incertidumbres y temores, intento aprender y distinguir estos estados que me ponen en la balanza entre la vida y la muerte que se reparten en la oscuridad de mis días, especialmente cuando el sol se oculta detrás de las montañas y el horizonte se torna oscuro sin probabilidades de narrarle a alguien lo que siento, sin un compañero con quien quejarme de las desgracias que se anudan dentro de mi garganta y en el interior de mi pecho. Solo se me ocurre pensar que esta sensación de soledad es tan grande, que lo único que deseo es huir despavorida a algún lugar donde no tema hallarme, y así encontrar la lucidez que tanto necesito. 

Hoy es navidad, y pensaba escribirte algo que demostrara mi amor por ti, pero solo he rociado esta hoja de angustias y melancolías baratas, esto realmente es una deshonra para nuestra relación idílica. Ahora solo deseo abrir mis brazos e imaginar que tú apasionadamente me abrazas y que la vida vuelve inesperadamente a mi cuerpo. ¡Feliz navidad!

Con cariño, Manuela Zimmerman.

Euterpe ©  

domingo, 6 de julio de 2014

Poema LXII


De risueñas mejillas, zumbando 
en el panal de su inocencia el 
poema de la noche abraza el
recuerdo que volando viene.

Son señales que narran las
sombras que llegan de Sevilla
desde la vieja letanía donde la
quietud aguarda a su memoria.

Su vida se adormece en la hora
del misterio escueto del olvido
posado en la lejanía que cubre el
rocío donde vaga el silencio
profundo que se encuentra a solas
con las almas y los sueños.

Así termina la travesía que lo
circuye, y el todo y la nada con
las alas abiertas, desnudan a la
realidad que vela sobre el mar.

Euterpe ©

CARTA Nº 22



He decidido viajar a New York, y quedarme a vivir allí por unos meses, me han ofrecido un trabajo en una revista literaria, y no quise rechazar la oferta, apenas llegue te escribiré y te mandaré la dirección para que mandes tus cartas a mi nueva residencia.

¿Sabes? el tiempo pasa, y lo único que escucho es resonar las manecillas del reloj que cuelgan sobre la pared de mi habitación, anoche camine bajo la lluvia mientras un silencio profundo, lleno de formas y visiones me hacían recordar los días en que los dos caminábamos por esas mismas calles, sin temerle a la distancia que hoy desafortunadamente nos separa. Aún me atrevo a pensar que el tiempo será la golondrina de nuestro destino y de nuestro refugiado amor, a veces siento que lo he perdido todo, y tengo miedo de perderte, pero mantengo la esperanza de que si existo es por algo, y en la soledad me limito a recoger los besos mojados y los abrazos que dejaste sobre mis sabanas. 

Tal vez esta noche en sueños rezagados se tropezarán nuestras almas, el silencio será nuestro encuentro, llenarás mi corazón vacío y la vida dejará de doler, pues tu haces que las aves aleteen para que escalen lentamente los remolinos de aire que recorren nuestra ahogada respiración. He comprendido que escribiéndote acorto la distancia y abrazo sin naufragio tu vos, imploro a Dios que mañana pueda vestirme de blanco para recibirte, pues tu ausencia hace que los días sean más tensos, grito internamente, me confino, y me doy cuenta que cada día es más difícil hallarme. Estallará el destino, y las sombras serán cada día más negras, los miedos acariciaran mis insomnios, necesito de tus brazos que me levanten y me lleven a la otra orilla, donde el sol iluminará nuestros días, por fin juntos.   

He de partir ahora, acurrucada bajo los relojes sin manecillas, te espero. 

Con cariño, Manuela Zimmerman

Euterpe ©

viernes, 4 de julio de 2014

Voces alucinadas I




Fred Fred Fred me encanta tocar la guitarra cuando tu estas, siento que existo, y me gusta ver como mi respiración se mezcla con el aire a través de colores que salen por mi nariz, amarillo, rojo, azul aguamarina, simplemente hermoso, es tener el arco iris en mi propia habitación, a Oliver le encanta cuando se hacen figuras y se van diluyendo hasta que desaparecen. Anoche salimos con Oliver pero no fue nada divertido, sentía que las casas nos perseguían y que la calle se volvía más angosta cada vez que daba un paso, me tire al suelo tapándome los oídos buscando un lugar donde refugiarme, pero todo lo que hacía empeoraba, y cuando volvíamos al apartamento caminando rápidamente por la séptima con 57 , vi a alguien parado sobre la cera de al frente y me vi ahí parada, como si nada, llevaba el pelo recogido y en la mano un libro grueso al que no alcance verle el nombre, me veía demacrada, como si la muerte hubiese llegado anticipadamente sobre mi cuerpo, Oliver me hablaba, creo que intentando preguntar qué me pasaba, pero yo no lograba entenderlo, todo en un momento se volvió oscuro. Creo que la cárcel está dentro de mí, y estoy pagando una cadena perpetua que aún no logro comprender. Es terrible esto que siento, prefiero el silencio. No atormenten más mi mente. Necesito paz, por unas horas, solo les pido unas horas. 

Lo único que tengo ganas es de vomitar los recuerdos que se conectan con mis días. 

Euterpe ©

miércoles, 2 de julio de 2014

Edad y tiempo



Supongo que es por la edad
y por la espesura del tiempo
en el que mi rostro anegado
a dejado olvidado en las aguas
del mar rojo su desnudez turba,
donde el deseo ha cubierto con
un suspiro su aliento apaciguando
la música que desciende de los
cielos. Sus labios hambrientos
arrasan devorando los rascacielos
donde poemas siembran palabras
que se deslizan entre los sueños y
el olvido vagabundo, que desvanece
el amor consumado que se encuentra
sobre nuestro lecho y en las paredes
del techo. Supongo que es por la 
edad y por la espesura del tiempo que
el corazón intenta responder al
desgaste de nuestro cariño y a las
ilusiones que se alejan justo cuando
empezaba amarlo con deseo. 



lunes, 30 de junio de 2014

CARTA Nº 21



A veces creo que mi feminidad está determinada por la necesidad de tener un hombre a mi lado. Y cuando no estas junto a mí, siento como si yo por un instante desapareciera de la faz de la tierra, y entonces creo que de alguna forma estoy desperdiciando mi juventud, y mis esfuerzos por recuperarme es menester de una tarea profundamente espiritual, que empeora en mis periodos de total caos y ausencia emocional. Cuando creo sentirme segura, es decir cuando te leo de alguna manera o estoy junto a ti, mi cuerpo reacciona pavorosamente a tu cercanía afectiva que hace deshojar esta dualidad que se rebela justo cuando nuestras almas se encuentran desnudas, una junta a la otra. 

Yo aspiro que mis dotes literarias, así como las tuyas nos permitan seguir encontrándonos en letras, y así acortar la distancia que hoy nos separa indescifrablemente; quiero pensar que no erre en la elección hoy de mis palabras, y que espero no temas de esta trágica descripción de una mujer inmadura que es absorbida por la aridez de la noche oscura que traspasa justo por las cortinas de su sala. Solo deseo que conozcas mis inquietudes y mis angustias, que son excesivamente desesperantes, siento culpa ahora, y no quiero pensar en lo que sucedería si tú te apartaras de mi lado, yo sigo soñando contigo cada día, eres mi delirio y mi mayor consuelo. 

¡Dios mío! no sabes cuánto te necesito, deseo saciarme sobre tu cuerpo y no desearte más, pero todo esto es evaporado por la distancia y tu ausencia. Aspiro profundamente a que el tiempo me dará las respuestas, y me devolverá tu cuerpo intacto que tanto extraña mi ser. Creo que jamás desearé apasionadamente a hombre alguno que no seas tú, y quiero que lo comprendas. Me dormiré con la sensación plena y con una lucidez implacable, pensando que mis letras te harán compañía, al fin y al cabo ¿qué es un puñado de letras en un corazón desahuciado? Por ahora solo me queda seguir aceptando la distancia, espero que me sigas escribiendo.


Con cariño, Manuela Zimmerman

sábado, 28 de junio de 2014

Morir quisiera.



Aquí estoy exhausta
orando en el rincón de mi 
cuarto, mientras abrazo el 
retrato triste de mi madre.
Oigo a lo lejos hablar a mis
pensamientos y el llanto 
de un niño invoca un adiós
que sepulcro mis sentimientos. 
No puedo llorar esta gran miseria, 
y siento un grito enterrado justo 
en el centro de mi pecho, ¿Hay 
acaso un poema que sirva para 
desahogar mis penas? ¿Hay 
acaso un cuerpo capaz de 
soportar esta gran tristeza?
Me hablan voces que en el 
infierno habitan, ¿Cómo hacerte
entender que ya no soporto 
más esta desdicha? 
Yo morir quisiera, 
para darle fin a esta solitaria 
procesión que me arrastra 
por la bruma indescifrable
del sufrimiento. 
¡Yo morir quisiera!
¡Yo morir quisiera!

LIX



No necesito que me regales el cielo y las estrellas para demostrarme cuanto te importo, ni que me hables del amor platónico que se encuentra entre los libros, ni que hagas promesas que sé que ya no cumplirás conmigo. Probablemente de todos nuestros sentimientos lo único que nos queda es el olvido, fuiste mi esperanza y ahora solo eres el recuerdo inamovible que precede en mi memoria, sos inseguro, y lo sabes, ahora entiendo porque estas solo. Quiero que entiendas que es tarde, me has perdido, nunca te diste cuenta que lo único por lo que luche fue en abrir mi corazón para que entraras, pero ahora sé que ya no estás dispuesto a descentrarte, ni mucho menos a descubrirte, eres como esos hombres insaciables y temerosos, que pertenece a la vida evitándola. Ahora, solo nos queda decirnos adiós, porque ya no eres el presente que deseo arriesgar por un futuro.  

Presagio silencioso


En la intemperie amanece
un presagio silencioso para
aquellos que reclaman el 
consuelo del cielo, y así 
evadir el grito mudo que 
caerá en salpicadas como 
palabras ocultas donde 
deambula preñada la luna.
Sentada frente al espejo
muere la noche que fracasa 
en el auxilio del olvido que
disociada ruge como una 
bestia en jardines desnudos 
de instantes insufribles
traspasando la existencia 
incapaz de abandonarse en 
lo ajeno. 

Euterpe ©

viernes, 27 de junio de 2014

Y si tú.



Mi alma se desgrana como
un eco que se disuelve 
destapando calvarios
en un bar donde escribí 
sobre su silencio. Fuimos 
dos pétalos dulces 
ahuyentando miedos para 
cuando el desamor nos 
apartara. Yo, escritora
 de ecos vacíos me 
abandonare en vos, 
pues somos el principio 
del hoy y la otra 
orilla del mañana. 
Euterpe ©

jueves, 26 de junio de 2014

Camino al cielo


Dime por favor, que puedo abandonarme 
sobre tu cuerpo, que un suspiro tuyo me 
hará regresar el alma al cuerpo, que dentro
de tu pecho encontraré al sol ordenar tus
sentimientos, que sobre tu piel traspira y se
alejan los miedos, que bajos tus parpados se
derraman lágrimas donde flota el sufrimiento,
que sobre tus labios el amor anida en palabras 
y silencios, dime por favor…
que he encontrado el camino al cielo. 
Euterpe ©

miércoles, 25 de junio de 2014

El último suspiro




Lleno de sauces los días
se enraízan en el tiempo.
Arrojado estoy en el abismo,
guíame Dios sin temor por 
estas tierras abruptas donde
el sol a chocado con el suelo.
Voy de camino a la abolición
de mi cuerpo, donde una
esencia desgastada comprime
mis nervios, castigando a la
culpa que se haya anudada
en las ramas de mi pecho.
Si se me diera el permiso de
recoger lo roto y lo llorado,
se paralizaría el tiempo al
ver al poeta arrodillado sobre
el suelo tratando de recoger
con sus manos, los días y las
noches que él mismo ha
desperdiciado. En este poema
de muertos, un verso de Vallejo
sería el último esplendor, que
daría fin a su sufrimiento.

Euterpe ©

martes, 24 de junio de 2014

FULANA



Frente al puente camina una mujer
desnuda, y al fondo del gran horizonte
se marca su figura esbelta, que atada a 
los prejuicios, mira con firmeza las 

magnolias que se acentúan por su vientre.
Ella es una dama sumisa, caprichosa,
inquieta y amable, que incita a navegar
a los hombres hacia distancias imperceptibles
donde ya ha medido los pasos, aguardando
con la mirada entre las noches apagadas,
para así vencer la cumbre del tiempo.
Agarrada a su sombra a tientas va rezando
dentro de un manantial de lunas, respirando
hondo y con los brazos abiertos permanece
sobre la mar desnuda mientras él
apasionadamente rasga la gruta de su
deseada feminidad, el corazón palpita
suspendido quebrando su nombre entre
trémulos astros.Las horas pasan la última
costa y ella, allí bajo las sabanas rompe en
llanto, cuando su esencia incógnita reclama
una vida donde el sexo sea un material del
amor y no del dinero, en tonada de espumas
pasa el tiempo y el ritual vuelve a empezar. 

lunes, 23 de junio de 2014

Escribir para no morir.


Escribir para mantener los sueños
vivos,
escribir para recordar lo perdido,
escribir para curar las heridas,
escribir para soñar despierto,
escribir para llorar lo incierto,
escribir para respirar cuando se nos
ha acabado el aire,
escribir para hablar en silencio,
escribir para amar sin compañía,
escribir para darle paso a los 
pensamientos y recuerdos,
escribir para poder ver los miedos,
escribir para recuperarte de tus noches
de insomnios,
escribir para romper las barreras del 
tiempo y la distancia,
escribir para reconstruir el olvido,
escribir para sentir lo no sentido,
escribir para hacerle caso omiso a
la muerte y al suicidio,
escribir para llenar los renglones vacíos,
escribir para reavivar lo no vivido,
escribir para secar las lágrimas derramadas,
escribir para componer canciones y
dedicarlas al cielo,
escribir para deshojar los rincones de tu 
alma,
escribir para cultivar la vida,
escribir para darle paso a la locura,
escribir para hacer del Dios invisible visible,
escribir para resplandecer los horizontes
baldíos,
escribir para renacer cada vez que sientes 
que mueres vivo,
escribir para poder encontrarte a ti mismo,
escribir para recordar la infancia y darle 
paso al futuro,
escribir para reencontrarse con los que ya 
se han ido,
escribir para enterrar lo que te ha endurecido,
escribir para diferenciar el paraíso
del infierno,
escribir para comprender la existencia
y sus vicisitudes,
escribir y,
escribir y,
escribir para no morir.
Euterpe ©

A solas



Estando yo a solas
una rima rompió en
llantos de guitarra
entre sonatas que
pueblan trovas de
versos mundanos
donde el silencio 
con ganas de callar
mancillo la vergüenza
encarando con honra 
la falsa historia que
tendida sobre el suelo
estribo el alma en
señal de penitencia.


Recelo




Duerme frágil y desnuda

entre cirios de oro, dejándose 
caer despacio por el sueño 
profundo que olvidada
retuerce sus labios entre 
acaricias que destrozan su
aristocrático carisma.
Enloquecida acepta el 
sacrificio que en un grito 
suplicante consume el 
tiempo vertiendo amargas 
gotas, divagando sobre la 
calma que la hace hundirse
en el fondo de su pecho
donde con desprecio
huye aterrada sobre 
ensueños celestes que
agrietan su piel donde la
graciosa alegría permanece 
inmóvil entre árboles retorcidos
que rasgan la aurora de la 
mañana que aspira y suspira 
sin recelo. 

domingo, 22 de junio de 2014

Amor envejecido



Sara Herranz Illustration

Más allá del horizonte,
un rascacielo se
estremece en la
oscuridad, donde
llora en silencio
un anciano que
nadie recuerda.
El viejo de ojos
color gris plata
dormita sobre la
marea donde
libremente cobija
en su pecho la
aurora de ignotos
vacíos. Rumbo al
poniente su hermosa
esposa llora a la
penumbra de una
noche de alcohol y
marihuana. Con su
mirada lejana la
muerte enloquecida
danza muda y
esquiva frente al
aullido desde las
ciegas llanuras.
Sus pechos serenos
y felices brillan
temblorosos por la
turba niebla que
ciñen su tenue y
alada feminidad.
La lluvia lava su
cuerpo, sobre las
aguas saladas del
mar que la invocan
a su hundimiento,
minutos después
su desnudez cae
al fondo del agua
donde un dios
onírico la sumerge
al infinito de un
mar que lleva su
nombre. La tenue
mujer se marcha
y tras de ella,
también desaparece
el ebrio sol que
cubría el arrugado
cuerpo de su
marido anciano.

Euterpe ©

sábado, 21 de junio de 2014

Notas de un hombre sin misterio


En los aires revientan
los chasquidos tristes
donde la soledad forma
tormentas dolientes 
que rasga en suspiros
las voces extinguidas
llenas de abismos que
contesta con frías y
mudas palabras.
Entre el hondo silencio
la muerte piensa
revelando mensajes
oscuros, donde voces
gritan con amargura
rítmica quejidos que
desnudan los vientos
otoñales, fatigando el
sueño de quien lucha
por su vida. Sólo un
acaso, tenue y mojado
en sueños pasados
y glorias idas lograrán
que su corazón palpite
de nuevo. Disperso en
la ruta de sus quebrantos
ha quedado yerto y
taciturno, arrastrándose
temeroso por húmedos
pantanos, dejando tras de
él, la eterna ausencia
que lo arrastraron con
fuerza por las más largas
noches insomnes y
desnudas, donde pájaros
sin alas intentaron 

arrullar sus sueños.

Euterpe ©

viernes, 20 de junio de 2014

El soliloquio del olvido



Quisiera no ahogarme entre letras,
cuando mi alma se siente encerrada
bajo el ataúd incierto del tiempo. Y 
antes de morirme, juro que lanzaré 
mis versos al cielo, donde suplicaré 
perdón y condescendencia. Ya he 
visto a la muerte salir de los escombros 
como un reflejo sentenciando a mi silencio 
donde se esconden mis más mansos 
secretos que arden bajo el fuego de grietas 
donde el dolor pulula. He llorado escribiendo 
este poema, donde las solitarias calles 
acompañan mis pasos tambaleantes que
sin querer entierran mis pequeñas lágrimas
en homenaje a mi corazón herido. 
Hoy me faltan fuerzas, me tiembla la 
respiración y mis manos se duermen al
escribir. Es tiempo de lanzar mi alma
desde las alturas, donde la nada 
se alegre de recibirme. 

El mundo es pequeño.



Las montañas cantan en silencio 
los gemidos del aire, donde un cuerpo 
sigiloso sacude el cielo rasgando las
estrellas que brillan bajo una urna de
lodo, donde viven pájaros tristes.
Sobre la madrugada, las sombras
persiguen los sueños estancados 
que dentro de un bostezo, narran la 
quietud de su alma arrinconar el silencio 
junto a pequeños animales, mientras
despacio el olvido se detiene en su 
marcha de hambre y misterio.
Hoy basta un murmullo para florecer
los ocasos donde la vejez del tiempo
abre las puertas al mundo para
gritar su nombre. 

jueves, 19 de junio de 2014

El lenguaje del poeta



La tarde galopa confusamente sumergida 
a la espera de sueños angustiados y torvos,
donde la corriente profunda acecha sobre el 
remanso umbrío mirando silenciosamente su
palpitante olvido, cuyos párpados esconden 
su arrullo hondo, pausado y distante con temor
a decir su nombre. Inclinando las turbias noches, 
de libros olvidados y de lecturas oxidadas se aferra 
el artista, mirando al cielo invadir sus recuerdos de 
poemas silvestres, donde llora afligido intentando
darle tregua a su dolor, deshaciéndose de las dagas 
invernales que no hallan la anestesia para sanar las 
heridas que se encuentran justo en el centro de su 
corazón. La niebla borra el estío, que predica el fin 
del mundo, donde los días disuelven el esplendor 
y la miseria, allí retoña entre las nubes con sus 
sombras vacías que deshojan la melancolía en 
sueños, donde tú eres mi mayor desconsuelo. 
Despojado de poemas roncos se perfuma el 
tiempo de adioses que induce a encadenar la
vida exiliando su destino a la clandestinidad 
donde el invierno meditabundo se topa con la 
melancolía. Y ahora el llanto libera la plenitud, 
deshojando en místicos cantos la máscara 
del poeta, que vive y sueña. 

miércoles, 18 de junio de 2014

Mira a tu alrededor



Mira a tu alrededor
y observa la 
frescura del 
viento recorrer
su cuerpo.

Mira a tu alrededor
y observa al
amante cuidar la
tumba de su 
amada.

Mira a tu alrededor
y observa la
dulce selva
dormida sobre
la almohada de 
sus sienes.

Mira a tu alrededor
y observa la 
tarde luminosa
en su nido
envejecido de
brumas ásperas 
y feas.

Mira a tu alrededor
y observa al
destino enorme
hablar del amor
sacudido por
interrogantes
con ansias 
de amarte.

Mira a tu alrededor
y te darás cuenta
cómo tu serenidad
tropieza en la 
amargura del
desamor. 

Simplemente,
  mira a tu alrededor. 

Euterpe ©