domingo, 6 de julio de 2014

Poema LXII


De risueñas mejillas, zumbando 
en el panal de su inocencia el 
poema de la noche abraza el
recuerdo que volando viene.

Son señales que narran las
sombras que llegan de Sevilla
desde la vieja letanía donde la
quietud aguarda a su memoria.

Su vida se adormece en la hora
del misterio escueto del olvido
posado en la lejanía que cubre el
rocío donde vaga el silencio
profundo que se encuentra a solas
con las almas y los sueños.

Así termina la travesía que lo
circuye, y el todo y la nada con
las alas abiertas, desnudan a la
realidad que vela sobre el mar.

Euterpe ©

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