Tan sólo tocan las campanas
cuando los astros peregrinan
ambulantes mientras sobre sus
manos llueven las asperezas
que abren con un eco la niebla
perfumada de flores donde camina
el cansancio que aparenta dar
caricias desde su sendero matinal.
Dúctiles al deseo callan los besos
taciturnos a la expresión que rosa
su cuerpo amado inútilmente por
muros extraños donde el placer
nunca muere convirtiendo en pena
esta melancólica burbuja donde
vivo yo que no alienta su
desarmada juventud.
Carlotta De Borbonet ©
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