lunes, 7 de julio de 2014

Péndulo



Tú que habitas el ocaso 
cruento y ardiente de luz, 
deshecha el amor ardiente
sobre la hamaca del silencio
como un diluvio de sombras
que a la distancia de un delirio
odioso hila maliciosas ideas 
bajo la pedrería de silvestres
nardos rosados que sollozan
en el paisaje donde pájaros y 
estrellas expanden la llanura
de un destino que irrumpe las 
tristes lágrimas. Y en la sonata 
nupcial, la elocuencia sutil del 
olvido, rasga los lienzos apretados 
de una melancolía sofocante para 
alcanzar la insondable alegría que 
ella anhela. La pizarra de sonrisas 
inquietantes apacienta la leve 
estatua de la vida, que rebosa 
sin aurora por el remanso de
sus labios. El cielo llora y el 
abismo en su agonía siente la 
alegría llena de morfina, donde 
se esconde la primavera de su 
deseo exótico, desprovista de hojas, 
luminosa, firme, amante de 
suspiros y pétalos nevados.
El ensueño destila el aire de la 
mañana, donde de un péndulo
cuelga, su leve destino. 

Euterpe ©

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