He decidido viajar a New York, y quedarme a vivir allí por unos meses, me han ofrecido un trabajo en una revista literaria, y no quise rechazar la oferta, apenas llegue te escribiré y te mandaré la dirección para que mandes tus cartas a mi nueva residencia.
¿Sabes? el tiempo pasa, y lo único que escucho es resonar las manecillas del reloj que cuelgan sobre la pared de mi habitación, anoche camine bajo la lluvia mientras un silencio profundo, lleno de formas y visiones me hacían recordar los días en que los dos caminábamos por esas mismas calles, sin temerle a la distancia que hoy desafortunadamente nos separa. Aún me atrevo a pensar que el tiempo será la golondrina de nuestro destino y de nuestro refugiado amor, a veces siento que lo he perdido todo, y tengo miedo de perderte, pero mantengo la esperanza de que si existo es por algo, y en la soledad me limito a recoger los besos mojados y los abrazos que dejaste sobre mis sabanas.
Tal vez esta noche en sueños rezagados se tropezarán nuestras almas, el silencio será nuestro encuentro, llenarás mi corazón vacío y la vida dejará de doler, pues tu haces que las aves aleteen para que escalen lentamente los remolinos de aire que recorren nuestra ahogada respiración. He comprendido que escribiéndote acorto la distancia y abrazo sin naufragio tu vos, imploro a Dios que mañana pueda vestirme de blanco para recibirte, pues tu ausencia hace que los días sean más tensos, grito internamente, me confino, y me doy cuenta que cada día es más difícil hallarme. Estallará el destino, y las sombras serán cada día más negras, los miedos acariciaran mis insomnios, necesito de tus brazos que me levanten y me lleven a la otra orilla, donde el sol iluminará nuestros días, por fin juntos.
He de partir ahora, acurrucada bajo los relojes sin manecillas, te espero.
Con cariño, Manuela Zimmerman
Euterpe ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por leerme :)