miércoles, 9 de julio de 2014

Vientos huracanados.

Img. Ruel Pascual.


Se mecen los vientos
inmóviles de estatuas,
de selvas encantadas
y de campos feroces,
donde la tierra revela
la fuerza violenta y 
salvaje que huye vacía
como un árbol ciego.
Los roncos ecos cantan
angustias y placeres,
pregonando el triunfo
bautizado con sangre
humana, y como si 
fueran ríos, lloran en 
pena las ninfas 
oceánicas que torturan 
las sombras con sus 
manos sosegadas.
Bajo el espectro 
brumoso del ayer,
palpitan relámpagos 
y ruegos, donde un
dulce niño, arranca 
las faldas huracanadas
en un feliz torbellino.

Euterpe ©

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