Sara Herranz Illustration
No necesito que me regales el cielo y las estrellas para demostrarme cuanto te importo, ni que me hables del amor platónico que se encuentra entre los libros, ni que hagas promesas que sé que ya no cumplirás conmigo. Probablemente de todos nuestros sentimientos lo único que nos queda es el olvido, fuiste mi esperanza y ahora solo eres el recuerdo inamovible que precede en mi memoria, sos inseguro, y lo sabes, ahora entiendo porque estas solo. Quiero que entiendas que es tarde, me has perdido, nunca te diste cuenta que lo único por lo que luche fue en abrir mi corazón para que entraras, pero ahora sé que ya no estás dispuesto a descentrarte, ni mucho menos a descubrirte, eres como esos hombres insaciables y temerosos, que pertenece a la vida evitándola. Ahora, solo nos queda decirnos adiós, porque ya no eres el presente que deseo arriesgar por un futuro.
Pero me niego rotundamente a dejarte, soy cobarde, lo sé. Sé que no tengo remedio, el amor esa palabra con múltiples definiciones que se encuentra en los diccionarios, siempre temerosa de salir de allí, llena de cursilerias; amor mío, yo no te amo simplemente por el tiempo que me dedicaste, o por las numerosas citas que tuvimos, ni por haber dedicado parte de tu tiempo a compartirlo conmigo, ni porque tus poemas hayan tenido mi nombre, te amo porque a pesar del silencio tu siempre estabas presente, porque a pesar de la oscuridad tu eras mi luz, porque a pesar de mi inexistencia, tu eras mi vida. Me atormenta tu amor que ya no sirve de olas para cargar las mareas, ni de bote para pasar sobre ellas, jamás vas a volver a ser el tiempo infinito de mi calendario, porque a vos el amor simplemente es un juego de ajedrez donde crees que las mujeres que pasan por tu vida, son los peones de tus deseos insatisfechos; realmente tu nunca vas a amar como yo te ame a vos, ni vas a querer como yo te quise.
¿Qué elección deseas tomar ahora, cuando nuestros destinos han quebrado el puente del tiempo y el desamor nos cala hasta los huesos? ¿Qué eliges amor mío, después de habernos deshojado?
Me basta y me conformo con una sola palabra de respuesta, Manuela Zimmerman.
Carlotta De Borbonet ©
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