domingo, 31 de agosto de 2014

POEMA LXIV


Se derraman los ecos
que sueñan y deambulan
sobre la quietud absorta
de los libros, que flotan
y asfixian la agonía en 
rumores arañando al
silencio en los repliegues
vaciados de desgracias, 
tentando al reposo nudo
de las angustias engendradas 
de la nada y que intenta
recobrar el torbellino de sus 
deseos, que combatirán a 
galope, defendiendo en 
palabras las horas hasta 
cuándo la mentira se
ahogue en los ruidos de
sus versos asaltando las 
heridas delirantes que se 
derraman sobre sus labios 
mezclando las sombras de 
besos y palabras envasadas
en cuarentena sobre lo
que desea engendrar. 

Carlotta De Borbonet ©




sábado, 30 de agosto de 2014

RUGEN LAS OLAS



Rugen las olas dentro de bosques
perdidos, donde se esconden lobos 
de grandes ojos rojizos, que aúllan
el martirio de enfermas hojas, que
caen lentamente sobre los labios
como un rocío a punto de desaparecer.
Su pecho se asfixia, desnuda y temerosa
ante el aleteo de la noche, que se 
tuerce ante el destino que estancada
en los recuerdos, recoge lenta y
calma su voz, en el oasis de la nada. 
La bruma espesa encorva a la vergüenza,
llenando el vacío de descanso y fuerzas,
mientras la tierra gira alrededor de
manantiales verdes, donde el arco iris
marca el final de su camino. 

Carlotta De Borbonet ©

viernes, 29 de agosto de 2014

LA ESPERA


Mientras sus ojos aclamaban perdón,
un cuerpo frío vestido de olvido esperaba
sobre el paisaje un milagro que expresara
los ruidos agudos de su corazón, y así
aliviar de cariño, el desnudo silencio que
se hallaba sobre sus pechos. Los libros
abandonan la sombra despertando ecos 
de poemas vagabundos y asfixiando la
angustia, donde ella espera inaudible y
distante, a un amante ausente de
palabras y enfermo de esperanza que
codicie con locura, el amor por la
vida y el misterio de los sueños 
que cargan sobre si la
sonrisa de los días.

Carlotta De Borbonet ©

jueves, 28 de agosto de 2014

A LA HORA DEL LLANTO



Galopa el misterio sobre espumas de nácar, 
que denuncian a la distancia el alba marchita 
donde una joroba pretende ahogar al desierto 
inerte, que con sus besos húmedos por los 
vientos desean enredar la grama de arena, 
mientras un alma desnuda duerme inquieta 
sobre peldaños y valladares de letras.
A la hora del llanto claman los vientos que 
envuelven sobre las hojas al mundo, mientras
la guerra oprime la piedad que en numerosas
noches escarban en vano a la espera del milagro,
allí una línea de tiempo de ritmo desigual 
aprisiona las ondas de los sentimientos,
donde la tempestad y el enojo esperan
abrazadas al cadáver de un destino. 

Carlotta De Borbonet ©

miércoles, 27 de agosto de 2014

ECOS



De la diáfana idea nacen espumas 
y azucenas que reflejan en el vacío
el enredo del tiempo reventando en
llanto y sucumbiendo en ecos, esos 
que anticipan la quietud absorta del 
silencio, donde cantan las rosas y
flotan las hojas sobre óleos de
suspiros mientras la noche se
despide descalza y angustiada. 
Al hilo de un suspiro se hunde el
alma, arañando al silencio sin fijar
distancia entre bostezos que prolongan 
la ira secreta que circula por el mundo
insensatas a las preguntas e indomables
a la imaginación, vencedoras de la
existencia y déspotas a la sustancia
ardiente, despreciando las huellas
que sin cesar deliran sobre sus caricias. 
Mañana la culpa perderá el camino y
el corazón viajero y la escritura 
gangrenada vencerá la locura
renovando y redimiendo la
nada que lo alimenta. 

Carlotta De Borbonet ©
   

martes, 26 de agosto de 2014

BAJO SUS PÓMULOS


Sara Herranz

Se pierde el cansancio profundo 
donde las palabras mudas esperan
al borde del destino y lejos del espacio
los peces se deshacen  locos y fríos
mientras las olas parpadean en los
horizontes lejanos donde las montañas
decoran las noches invadiendo el tiempo 
que con ansias se traga al universo, 
temblorosa de esperanzas y poemas 
palpitantes que intentan sostener la lluvia
que se derraman bajo sus pómulos.

Carlotta De Borbonet ©


lunes, 25 de agosto de 2014

UN PASADO IRREVERSIBLE



“Fui a los bosques porque quería vivir a conciencia, quería vivir a fondo y extraer todo el meollo a la vida, y dejar a un lado todo lo que no fuese vida, para no descubrir en el momento de mi muerte, que no había vivido.” Robi  Williams (El club de los poetas muertos)

Ahora que pienso, es raro que escriba algo empezando por el título, pero hoy, este domingo lluvioso, me ha sucedido así, dando vueltas al tema que podría seguir tratando me ha saltado este título. Y con él puesto como guía comencé a escribir.
Podría decirse que el pasado no es tan maldito ni tan pasado, pero que incierto es el futuro y que a pesar de ser tan incierto como desea, esta vida es caprichosa, me da mucho y me quita más, da alegrías que luego vuelve amargas y nos pone trampas en que los débiles como yo caemos tan fácilmente; y ahora me acuesto, sola, cansada, y tremendamente adolorida con todo lo que implica el dolor, el del alma y el del cuerpo. Un cuerpo cansado que lidia a diario con este duro presente y un alma que intenta a diario olvidar ese oscuro pasado que a toda costa oculto de los demás, porque me avergüenza y podría quitármelo todo en un segundo, todo incluido el presente, todo incluido el futuro.
Pero, supongo que hoy es uno de esos días en que debería estar tranquila, o desanimada, como cualquier domingo. Había pasado un buen rato observando la lluvia por la única ventana que había en mi habitación. Había pasado un buen rato observando cómo cada gota no era suficiente para calmar la ansiedad,  que no dejaba respirar con tranquilidad a mis pulmones. Aquella ventana estaba rociada por gotas de agua condensadas en los cristales de doble filo, que me daban visión a las rejas de un verde pantano donde muchos niños, solían ir a jugar, suponiendo yo que se divertían, así mismo, a una triste terraza, mojada, encharcada donde de vez en cuando se asomaba una anciana, ya poco agotada por los años. Los arboles raquíticos y esqueléticos que observaba en aquella penumbra parecían llorar, pues a cada trueno, caía una hoja marrón, seca, como las lágrimas de mi rostro. Olor ha mojado.
Una visión perversa, perfecta, de un día gris. ¿Nunca has observado cómo se carboniza la madera cuando se quema?, ¿nunca has mirado fijamente el humo de un cigarrillo o la belleza de unos labios carbonizando su interior? Tal vez no, porque la mayoría de las personas no lo hace, tal vez porque algunos no aprecian cada segundo, porque aunque sientan alegría, siguen pensando en ellos mismos. Y cuando sienten soledad creen que el mundo se vuelve contra ellos, cuando en realidad nunca hemos estado solos, pero los que tal vez nos sentimos solos simplemente sonreímos, pues hemos aprendido a llorar por dentro y sonreír por fuera; la soledad tiene belleza pero, ¿qué es mínimamente bello? El brillo de la alegría en unos ojos que han llorado por la tristeza, un corazón palpitante de emoción, unos labios diciendo cualquier cosa, un sitio caótico, el canto de una niña desamparada, y si esto es bello, entonces, ¿qué es lo triste? El mundo y sus enfermedades creadas a fuego y leña, es triste sucumbir ante la realidad, es triste ver un color apagado sin vida. Triste, como los domingos, como el llanto de un niño, como el resurgir de una primavera triste después de un invierno alegre.
Aún así no hacemos nada, nada para aliviar la acidez que crece en la garganta cuando no se puede llorar, y se desea; no puedo hacer nada por mis manos cuando ya están temblando, actuando por sí solas. Es inútil observar amuletos, los amuletos no sirven de nada; siempre he pensado, que los mejores amuletos, son las personas que amas. Aunque los defraudemos sabemos que en realidad los amamos, y duele cuando esas personas nos niegan, porque hieren los sentimientos más profundos.
Y así, seguí toda la noche pensando en las tristezas, en las alegrías, en lo absurdo, en lo infame, de repente algo empezaba a calentar mis piernas, entre las rejas empezaba a entrar la luz del sol, observaba como poco a poco las baldosas de la terraza se secaban; y pensar que yo creía que los ángeles llorando provocaban la lluvia.  Eso era lo que yo pensaba, pero a través de los años, la ciencia a pasos agigantados, nos quita esa ilusión que la dulce infancia había creado esa dulce tristeza.
En el cuarto nefasto en el que me encontraba, donde tan sólo un poco de luz asomaba, donde las voces de los niños que se encontraban atravesando el gran muro de mi habitación pensé: No sé como terminé aquí. No sé cómo me atraparon, no comprendo cómo fue que me encerraron si hasta ayer jugaban alegremente conmigo.  No sé que hice mal, si supiera contar el tiempo podría saber cuánto llevo aquí, pues solo la luz del sol y la luna pasaban por estas cuatro paredes plagadas de cosas extrañas. Recuerdo que todos los días un caballo de madera sin ojos, me contaba que él estaba hecho para llevar personas, pero nunca entendió porque cada vez que quería avanzar se quedaba en el mismo lugar. Sólo sentía como su cuerpo se movía de atrás para adelante sin parar. Nunca vio un rostro, pero sí podía escuchar las risas de los que se montaban en él. De un día para otro este caballo inmóvil fue encerrado en esta pieza oscura al igual que a mí, nadie le dio ninguna explicación.  Siempre le quedó la duda del porqué fue encerrado.  Me quedé muy apenada por la triste historia del caballo, pero me tenía más preocupada la razón de mi encierro.
Recuerdo que de niña además del caballo de madera sin ojos que me acompañabatenía una muñeca amiga que adoraba dormir en mi cama, vistiendo sus viejas pijamas y sonriendo al quedarse dormida. Tenía un cuaderno de poemas en donde rimaba mis penas escribiendo infantiles estrofas de sueños, amores y rosas que inventaba gracias a la gran fantasía e imaginación que de niña tenía. Así mismo, gracias a las paredes olor a sílex dibujaba siluetas de seres extraños, que divertían con grandes carcajadas de sonrisas mi soledad. Finalmente, recuerdo la siluetas que todas las noches dibujaba en el techo que intensamente lograba recrear antes de conciliar el sueño… oh! que silueta tan hermosa era la que recreaba, la de una mujer hermosa, que había creado para suplir  la partida de mi madre que me había dejado años atrás, y que ni un adiós fue capaz de decir.
Sin embargo, luego de haber transcurrido muchos años,  en mi doliente adolescencia, se me ocurrió una tarde crearle un nombre a mi madre y escribirle algunos poemas que guardo en un baúl a la espera de que ella algún día regrese.
Desde pequeña siempre he creído que nací por nacer, sin saber a qué venía, vivo huyendo, asustada, buscando refugio, leo... vago en sombras, mi mente me abandona ahogada por la nostalgia, me esmero en vivir aunque agonizo, desato mi tristeza vomitando letras inspiradas en una musa de cristal, torturado por la cruel certeza de que mi madre nunca las leerá.
En este punto soy claro y no tengo dudas, mi soledad me acompaña y mi tristeza me alegra, y por fuerte que parezca, mi soledad necesita sentir algo más, lastimosamente no he sido capaz de lograr tal sensación en ella. Mi tristeza por su parte se encarga de buscar aquello que no está en mí. De repente y sin saberlo, mi soledad necesitaba de una compañía, que curioso pero muchas veces uno hace y siente cosas que están totalmente en contra de nuestra propia naturaleza, pero la compañía que necesitaba mi soledad nunca fue satisfecha por mí, algo que sí logró hacer mi tristeza, mi tristeza era el complemento perfecto para mi soledad, fueron amigas, confidentes, no discutían, lograban una convivencia envidiable, y por demás, en aquella relación tan fuerte, la única que sobraba era yo.
Fue así que llego el momento que siempre temí, mi tristeza y mi soledad me abandonaban, no necesitaban más de mí, mi tristeza y mi soledad me dejaban, no hay forma de detenerlas, salían sin despedirse, no dejaban esperanza alguna para un reencuentro, para una reconciliación, era el fin de todo, mi tristeza y mi soledad partían sin dejar mayores explicaciones, ya no podría ser tan presumida y decir que estoy sola o que estoy triste, mi soledad se acompañaba de mi tristeza y mi tristeza era feliz. Y si algún día las pueden ver por ahí en la calle, les rogaría a ustedes que les dieran un saludo de mi parte. ¿Qué será de mí en este mundo?, algunos dirán sin mayor desenfado: allá va la persona sin soledad y sin tristeza, para algunos será un hecho envidiable, para otros será no creíble, pero para mí, para mí es totalmente desconcertante y miserable. Espero encontrarme a mi soledad y a mi tristeza tal y como lo fueron siempre para mí, mi única compañía y mi única alegría. 

LAS LÁGRIMAS QUE SE GUARDAN



Las lágrimas que se guardan
entre tus parpados como recuerdos
armados de martirios, anidan en la
tristeza el silencio de una ausencia
sobre un corazón que de forzosos
espasmos inhala un aliento afrodisíaco 
donde aparece la noche como pasas de
higo esperando en vano la madrugada
que despedaza la mezquindad y el hastío 
de quien se ahoga. Se avergüenzan  
los tristes mientras un espasmo 
vertebral rompe la bolsa donde sus 
lágrimas mojan el destino
que acaba de escribir. 

Carlotta De Borbonet ©

domingo, 24 de agosto de 2014

VOCES EN EL AIRE


Me oprimen 
las voces secas 
burlonas y 
agudas, que 
desgastan a
pedazos mis
recuerdos y
me apartan 
de la vida,
asfixiando de
angustia el
misterio de
mis sueños. 
Ojos vacíos
contemplan 
el aire donde
se hunden
los deseos 
que he callado
mientras sigo
al eco de voces
que me llaman
al vientre del
olvido, donde
muero de
desconsuelo.
Las voces se
hacen más 
fuertes y un
llanto leve se
pronuncia mula
y sorda ante
el inminente
silencio; la
fuerza se 
acaba al alba
y el suicida
solloza habitado
por el desespero.

Carlotta De Borbonet ©

miércoles, 20 de agosto de 2014

A PEDAZOS


Y poco a poco nos fuimos diluyendo,
como dos gotas de rocío absorbidos 
por el calor del sol, mientras nuestras 
almas se apartaban dejando rastros 
de besos y caricias, que guardaban 
los secretos de nuestro amor. Era 
el destino fusilante, que se interponía 
al deseo solitario de un <él> que nunca 
existió. Y a pedazos, nos fuimos diluyendo 
sobre flores de coral que como nodrizas 
finas ayudaron a cesar el letargo 
contenido en sueños amargos y 
perfumados, de historias viejas 
donde podíamos presenciar la 
profundidad del cielo. 

Carlotta De Borbonet © 

martes, 19 de agosto de 2014

RESPIRACIÓN


Un espasmo en el pecho
se posa de un vuelo sobre
una caricia que nos aproxima
al aleteo de un águila, que 
arrastra bajo sus alas el fin
del mundo. De pronósticos
reservados, el olvido estalla
en la razón de aquellos que
creen en el amor enloquecido
entre los dioses y las ninfas,
que con un aliento afrodisíaco
borran la ebriedad del sufrimiento 
incapaz de confiar en el milagro
de la anestesia. Sus oraciones
fundamentalistas carecen de
remedios vírgenes, donde su
lontananza jura contagiar
con desgana los juicios
que caen sobre los
parpados de quien
    desea respirar.  

Carlotta De Borbonet ©




lunes, 18 de agosto de 2014

CANTARES Y MAGNOLIAS



Se esconden las magnolias
en el fondo del viento abierto
sobre veredas matutinas e 
impacientes que deshacen la
mar, mientras callan la tierra
donde cabalgan las apariencias
que laboran y sueñan, para así 
dejar en la memoria, la primavera
blanquecina que cae sobre su 
infortunio invadiendo los cantares
turbios de envidia y de tristeza.
Descendiendo de una estirpe
floral, huyen palpitantes mientras
la lluvia ahoga el silencio mortecino
donde alguna mujer humilde espera
deseosa de sembrar esperanzas y 
relámpagos entre los bosques
huecos de sueños vespertinos. 

Carlotta De Borbonet ©

sábado, 16 de agosto de 2014

CARTA FINAL



15 de Mayo de 1991


Para mi amada Manuela:

No sé cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que me senté a escribir, pero ahora siento que estoy preparado para despedirme de ti y de nosotros; y quizás mañana, pueda sentarme a escribir nuestra historia, porque vale la pena recordarla, porque vale la pena recordar cada segundo que viví contigo, porque vale la pena recordar de aquí hasta el infinito nuestras letras escritas en besos, porque definitivamente, Valió la pena cada uno de tus suspiros y parpadeos sobre mi cuerpo.  

Quiero contarte, que estoy sentado en el Parque Nacional bajo el árbol con el que te gustaba hablar, he dejado también junto a él, unas rosas rojas y enseguida pondré bajo sus raíces gruesas que se pronuncian sobre la tierra esta carta exclusivamente dedicada a ti, y la dejo aquí porque sé que siempre me encontrarás en este lugar, donde alguna vez nos conocimos. En este momento, lo único que quiero es deshacerme de recuerdos dolorosos y quedarme con lo que los dos hicimos cuando estabas viva; quisiera sacarme de la cabeza ese momento en que habíamos quedado de encontrarnos en el parque de la 63 y no llegaste, me preocupe y fui a buscarte a tu apartamento, donde había sido la ultimo vez que nos habíamos visto, cuando la noche anterior nos dejamos mientras silenciosamente y con una mueca de alegría ambivalente que pronunciaba en tus ojos una profunda tristeza, me cerrabas la puerta a la vez que yo te daba la espalda. Al llegar a tu apartamento, sentí que estabas allí, que algo había pasado, que algo había salido mal, y entonces abrí la puerta como pude y te encontré allí sobre el sofá, mientras de tu brazo se pronunciaba una jeringa que contenía ese poco de heroína que habíamos comprado para compartirla los dos, y así escribir ese instante prodigioso cuando el pasto color verde fosforescente empieza a salir del suelo y nos comienza a rodear con colores que no existen en el mundo real; ¡ay Manuela!, era nuestra promesa. 

Según el expediente forense, falleciste a las 2:45 de la madrugada por sobredosis de una combinación excesiva de drogas y pastas, y ahora me pregunto dónde estarás, por qué no me esperaste para así habernos ido los dos cogidos de las manos mientras subíamos por nubes en formas de escaleras que nos llevaría al infinito de la fantasía, donde no sentiríamos más que el placer de estar vivos y putamente drogados. Por qué Manuela, por qué simplemente no me esperaste, por qué te fuiste sin mí, por qué te afanaste en el retiro de tu existencia, dime Manuela qué salió mal, dímelo que me muero de desconsuelo. Tu madre no fue al entierro, y tu hermano solo estuvo en la funeraria, donde se quedó junto a tu ataúd algunos pequeños instantes (me imagino que comprendiendo lo que estaba sucediendo), luego nos abrazamos y desde ahí no sé nada más de tu familia; yo he estado quedándome algunas noches en tu apartamento, porque es el único lugar donde siento la respiración de tu alma cada vez que me arropo con tus sabanas, han pasado dos largos años, hubiese deseado tantas cosas, pero ahora mi vida no hace parte de este mundo, y por ello he decidido escribir esto, porque quiero que sepas que te amaba con toda mi alma, que lo poco que compartimos simplemente fue maravilloso, que nunca creas que no te amé y que simplemente fuiste un juego del amor, como aquellos que juegan cartas al azar sin darse cuenta que han ganado algo valioso, pero que a la vez lo han perdido todo. Desearía en este instante, que el cartero llegara con una carta tuya con olor a jazmín, para ver tus letras curvas y hermosas sobre el papel rayado que tanto te gustaba para escribir, solo me queda de ti unas cuantas cartas, que solo narraban algo de lo que tu sentías por mí y de nuestros lugares de encuentro a las 8 de la noche en cualquier lugar que pudiésemos estar los dos, para admirar a la Luna y luego besarnos apasionadamente, mientras ella era nuestro testigo. En la pared de tu cuarto dejaste algunos textos que supongo yo están organizados de alguna forma, y que hasta el momento no he podido descifrar, pero deseo llevármelos y hacerte una ofrenda literaria; he decidido irme de Bogotá, viajo a Europa, quiero empezar de nuevo a escribir. Antes necesitaba de ti para poder vivir, ahora necesito de la literatura para darme fuerzas y continuar, para mostrarte a ti que el amor existe, y que te seguiré esperando hasta el final de mis días, prometo que siempre estarás en mi corazón, en mis labios secos y en mi alma reconstruida a pedazos por un amor, que solo tiene tu nombre. Me voy sintiendo que la mejor parte de mi vida fue haber estado contigo, que no cambiaría esos momentos únicos por algo más, me voy creyendo que te dejo aquí, pero que si deseas puedes ir tras de mí, porque quiero pensar que eres un ángel que me acompañará en mis recorridos de ser un escritor libre, de esos desacostumbrados por el dolor, y rehuyente a aquello que no puede soportar; me obligaré a vivir hasta el final, hasta que la vejez acabe con mi existencia y Dios quiera compartir el cielo conmigo,  también me obligaré a no olvidarte, pero con el permiso tuyo, de que algún día conoceré a otra Manuela, que podré enamorarme, y en ese instante tú sabrás que yo he empezado a ser feliz de nuevo. 

Como los alaridos de un bebe que no desea seguir reglas pero que lo obligan, me despido de ti Manuela, de nuestras noches de insomnio, de nuestros días cargados de sexo apasionado, de nuestras tardes caminando por Chapinero con algo de LSD sobre nuestras cabezas, de nuestros días de escritura, de nuestras angustias y penas por estar tan separados, por nuestras noches de alcohol y noches desenfrenadas, me voy con el placer de sentir que te amé con toda mi alma, y que fuiste durante un largo tiempo el amor de mi vida, ¡por favor! No lo olvides, y no me olvides. Recuerda que donde haya un verso yo estaré, donde haya una sonrisa y una lágrima apasionada allí estaré, donde allá una vida alocada allí estaré, y sobre este árbol me sentaré a esperarte, cada vez que venga a Colombia… y aquí simplemente estaré para ti.

Con cariño y sin olvido alguno, Arthur L.   

viernes, 15 de agosto de 2014

CONTAR CONTIGO

Sara Herranz Illustration


Emerge indestructible
tu recuerdo sin pretexto
alguno de ignorarte, sin un
lamento obstinado que
codicie al olvido tu mirada
que se aproxima en la noches
de fríos vientres donde siento
latir tu corazón, mientras los
dos nos acariciamos con las
miradas de quienes no desean
abandonarse. Quedarme en ti
es lo que deseo, sin abismos,
ni lamentos, deseo sanar la 
herida que me ha dejado tu
desconsuelo casi empalagoso.
Calla la voz que grita insinuante
mis delirios que alberga la
profundidad de mi alma, negra
de soledad y heridas de sangre
que manchan los labios de
quien te besa, si me encuentras
entonces triste sin motivo alguno, 
no te alejes, ni te apartes de este 
cuerpo que se retuerce sobre el 
piso, ¡abrázalo fuerte!, mientras 
sus lágrimas se posan en tu pecho, 
para que sienta que puede 
contar contigo.      

Carlotta De Borbonet ©    

jueves, 14 de agosto de 2014

EL AZAR



El infinito encierra la noche
forzosa, de un espasmo
impaciente que llega con
cada parpadeo, anidando las
nubes pedestres del espacio 
y lejos de las circunstancias
del silencio que acaricia
las horas y las calles,
pronosticando en los húmedos
horizontes la ausencia del
hambre que calla el
aliento insecticida del
insulto que emiten
temblorosos los poemas.
Hacia el ocaso una voz
espera con olor a tabaco de
humos espesos y palpitantes,
donde los nervios asfixian el
almíbar, con palabras ahogadas
que se posan en los arroyos
donde su sombra camina
alejada de los astros que
le dan vida. La sangre recorre
lentamente los caminos donde
ella yace rota entre naufragios
detenidos por su partida, allí a su
lado una hoja cae de rodillas y 
su alma se arrastra al infierno,
donde la esperan centauros
lejanos, que se esconden tras
la neblina ansiosos de darle
la bienvenida. La muerte 
exalta su presencia, mientras
ella mira desde lejos su cuerpo 
desvanecerse en las llamas del 
infierno que nunca creyó; sus
ojos se tornan tristes, mientras
el tiempo desaparece y ella
se vuelve transparente, casi 
como un alma inexistente a 
los ojos del mundo que 
alguna vez la vio crecer. 
Un adiós es lo único que le
queda bajo su aliento del
arrepentimiento y el 
desconsuelo. 

Carlotta De Borbonet ©

miércoles, 13 de agosto de 2014

CANSANCIO



El cansancio es
una gota de rocío
helada, que acarrea
la desgracia del
vacío que se
aposenta justo
en el centro de tu
pecho, donde
cruje el silencio
y el miedo
que te hace
doblegarte a
los pies de los
que vivimos del
miedo. El
cansancio, es
vacilante del
desvarío y el
estío de las
cosas que
aguarda tu alma,
mientras el
infinito espera
intranquilo a
tu llegada.
El cansancio, es
la muerte del
cuerpo que se
resiste a dar
un paso más
en este mundo
y que espera,
al entierro de
su mismísimo
cuerpo, donde
sonríen los
ángeles rodeados
de gloria y
de prodigios.


Carlotta De Borbonet ©

martes, 12 de agosto de 2014

DÍAS CARGADOS DE NADA



Los días viene cargados
de vidas humanas que se
dilatan sobre constelaciones
que agitan las sienes de los
hombres donde se aloja la 
perfección. Cauteloso sobre
las colinas amansa la sombra
rota y enrojecida, que llora
buscando consuelo en ríos
de mieles y montañas
heladas, donde duerme
la tierra gloriosa en 
virtud. El amor se 
despierta sobre una
tremulante llama que
quiebra el silencio de sus
ojos, que mirando al infinito
muere huérfana frente a la
locura embriagada de deseo.

Carlotta De Borbonet ©

lunes, 11 de agosto de 2014

SER LIBRE


A veces 
por piedad
los versos
rompen la
tempestad
sangrienta
arrebatada
entre la
niebla
desierta
que suspira
en calma. 
Batallando
está su
corazón
que guarda
el rocío de
las selvas 
que golpean
el viento
que reflejan
el olvido
infinito
de sus
besos. 
Ella lo
abandona
mientras
las playas
rompen 
el bramado
de su 
amor que 
enmudece
las horas
aladas y 
heridas
de náufragos
sin sombra.
El tiempo
es tan largo 
que repugna
el infinito
donde emerge
el duelo
callado que
desventurado
aguarda la
esencia
de ser
por fin
libre.

Carlotta De Borbonet ©

domingo, 10 de agosto de 2014

NOCTURNO TORBELLINO.



Cierra tus parpados 
mientras aletea la
noche por las veredas
delgadas y silenciosas
que cubren la memoria
descalza de profundos
torbellinos que giran
sobre su alma que
en calma llora sobre 
vientos rotos que 
jadean la bruma
de blancos
ruiseñores. 

Carlotta De Borbonet ©