Rompamos las olas y regresemos a las playas blancas color hueso, succionemos los deseos, forniquemos en la quietud de las noches pálidas mientras las horas se pulverizan en los ojos de los soñadores y de aquellos que no se le has olvidado volar sobre el cerrojo de sus labios. A lo mejor, hemos de encontrarnos en los recuerdos que habitan nuestras historias como acantilados llenos de silencios que aguardan al filo de los cuentos de Gabo, devorando esperanzas y aprendiendo amar como golondrinas traviesas.
Carlotta de Borbonet ©
Julie P. Lizcano Roa
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