Una
vez que le has hablado a tu sombra, haz de esperar en las ramas de los arboles
las voces que atan en grilletes los susurros de los amaneceres en
botellas de whisky que hacen perder el brillo de los sueños, cuando lo que
deseas es que estos se metan por tus venas, por tus dientes, por tus uñas, por
tus poros, por tus sudores tristes. Mientras los días se van demoliendo entre
fantasmas y grillos verdes, como los pantanos de caminos inciertos que exilian
el llamado de los cuervos que han de devastar la esperanza de aquellos que se
esfuerzan por avanzar en el terreno de lo incierto, de
lo indeleble, de lo fatídico; pero abrochémonos los
pantalones y olvidemos los días en los que eres incapaz de entender el mundo,
porque la gloria es el camino que haz de gritar en los poemas de Storni o
Mistral, buscando en los ojos que callan el ritmo de los colores que alumbraran
tu vida. No desesperes, impregna el humo azul de tus sueños en las playas
marquesinas y sobre versos que se encenderán como rosas
sobre tu cuerpo, y entonces te darás cuenta que tu corazón no dejará de
palpitar.
Carlotta de Borbonet ©
Julie P. Lizcano Roa
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