Cinco paredes: cuatro reales y otra que imagino,
varios libros, madame tristeza llora casi orgullosa de su nuevo
vestido. Este es un sábado cualquiera. Toco fondo.
Mi corazón ya no late. Sigo viviendo gracias a una
especie de susurro de sangre en mis venas.
Atardece, mientras yo desvanezco y muero en
lentitud. El viento está agitado. Hasta este
momento, mientras escribo, se ha vuelto menos
cruda. Algunas nubecitas blancas coronan la
montaña como humo que asciende. Y ahora
un color azul oscuro y extraño está cubriendo
l cielo. Los árboles voltean en esta claridad
inestable. Un perro ladra. Quisiera que estas
líneas fueran acogidas como mi confesión.
No quisiera morir sin haber dejado escrita
mi creencia de que el sufrimiento puede
ser superado. Hay que someterse.
No resistir. Acogerlo, dejarte anonadar.
Aceptarlo enteramente. Que el dolor sea
parte de la vida. Concluyo que el dolor
tiene que volverse amor. Ahí está el misterio.
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Gracias por leerme :)