viernes, 18 de julio de 2014

Poema LXIII



No niego que atención pido al 
silencio que en noches oscuras
blasfema con grandeza mi nombre
arañando las paredes cuyo olvido
traspasa los azulejos. Allí, habita 
la boca del infierno que espía
con fuerza y maña, mientras que su 
alma envenena la morada desierta, 
donde huye el dolor, que no entiende
de penas ni de condenas. Sus voces 
miserables y sin consuelo, aguardan 
el destierro que nace con espinas 
donde alguien llora triste sobre 
su pecho. No niego que atención pido 
al silencio para que en noches oscuras
no penetre en mi, la rutina que invita 
al miedo y al desasosiego. 

Carlotta De Borbonet ©

CARTA Nº 25

Sara Herranz illustration


Han pasado tres meses desde la última vez que te escribí y aún no he recibido cartas tuyas, quiero pensar que has tenido problemas con la dirección de NY o que estás muy ocupado con el lanzamiento de tu libro por Europa. 

Quiero decirte, que no he parado de recorrer mi habitación de lado a lado, y me imagino perdiéndote a pedazos. Mientras lloro, hablo con mis pensamientos, esos que intentan consolarme ante la inminente separación de almas y corazones que dejarán atrás lo que alguna vez los dos construimos; Cómo sufro, mi alma se parte en trozos amorfos que despellejan mi ser, y siento que la vida se me va, suspiro profundamente esperanzada de tu regreso y semirresignada calculo el tiempo para así evitar que los arquetipos invadan mi desconsuelo. Las posibilidades son inciertas, de lograr acortar el tiempo y la distancia que durante un año nos han separado, desearía agarrar o apresar el mundo infaliblemente, para decirte que aun, eres mío; y es que me imagino por las calles perdida, en un laberinto asfixiante donde nadie escuchará mis gritos de auxilio, y en la languidez del desierto del desamor la nada se vestirá con alas de angustia, de vuelos dolorosos, donde sufriré una cruel metamorfosis, donde sé que nunca más volveré a ser la misma.

Amor mío, ¿Dónde estás? fuerzas mi vigilia donde ya se me es imposible palpar el día de la noche, suspiro impotente, sin saber cómo descifrar este misterio que me está llevando al límite de mi existencia, la imaginación aguarda sombras oscuras, donde ya no logro imaginar el mundo en relieve de colores purpura, la soledad atraganta mis poemas, y mi rostro se reviste de lágrimas amargas temerosa de salir al exterior, a ese mundo indiferente que apretujan a los hombres que la recorren. Mi alma ruega por tu regreso, pero un torrente de palabras muertas aspiran mis recuerdos, soy un pedazo intangible que acaricia cansada al destino, toco tu rostro sobre fotografías vacías que me hacen dudar de tu existencia, es como estar en un plano desconocido e imaginario, donde poco a poco nuestra historia se desvanecerá. La angustia desdeñosa despega del tiempo una sensación nauseabunda, sé que algo está por venir (y sé que no es bueno), me quiebro en el sofá de la sala, inquieta a esta ilógica ansiedad que teme a ese futuro que llega sigiloso, y sin previo aviso. Amor, me siento cansada de aparentar esto que siento por dentro, y entre el cansancio y el miedo, sé que lo único que necesito es escribirte. Ruego al cielo y a los marineros para que te regresen completo, antes de que me deshoje y atente en contra de mi desganada y de esta dolorosa realidad. 

¡No entiendes! que cada día sin ti, me muero un poco más. 
Por favor, escríbeme. Ya no sé de qué más formas pedírtelo.

Con cariño, Manuela Zimmerman. 

Carlotta De Borbonet ©


miércoles, 16 de julio de 2014

LISTA DE POMPA FUNERAL



Este confinamiento del que no poseo nada. Esta ausencia desesperada que consume mi mirada.Este vacío melancólico que desvanece mi alma.Esta barrera impotente que estremece mis deseos.Esta distancia absoluta que fulgura mis recuerdos. Este abandono que huye fugitivo a mi encuentro. Esta cadena oxidada que azota mi albedrío. Esta tristeza perfumada que me ahoga y me asfixia. Este miedo estremecedor que vacila sobre mi destino. Esta herida profunda que no cicatriza mis decaimientos. Esta infancia insegura que oscurece mi jornada. Este tiempo sin tiempo que retrocede mi futuro. Este silencio sensible que ensordece mis pensamientos. Este insomnio lúgubre que me espera con sus voces. Este esperar húmedo que no aplaca mi soledad. Este llanto frío que lava el interior de mi ser. Esta vida arrojada que oscila en la muerte de mi existencia. Este beso sin aroma que no abraza mi compañía. Esta tierra arenosa que enferma me llama para recorrerla. Esta paz revoltosa que no llena de anhelos mis sueños. Este libro grueso que me invita a nunca leerlo.
Y esta lista con pompa funeral que de rodillas clama ser bendecida, que posa a mi llamado de ocios y confidencias. 

Carlotta De Borbonet ©





martes, 15 de julio de 2014

EN UN RINCÓN VIVE ELLA.



No encuentro la victoria celeste 
que recobre el cariño, y que envuelva
los caminos de deseos que galopen
en mi corazón. He derrochado la
vida por cielo y tierra, y de a mitades 
naufragan los recuerdos de infancia
que vagan por las calles, barridas por 
los vientos gastados, de destinos sin 
dirección ni alojamiento. 

La vida reclama, mientras la muerte 
espera como un arroyo sin caminos a 
la mar, pero la vida prevalece, frágil, 
distante y sin anhelos. Acorralada está
ella, marchita y sin llamarada que la
alumbre, se esfuerza, lucha, se resiste,
mientras un afecto profundo llega, y así
transformar el gemido en consuelo. 

El corazón ciego y derrochado como un
cadáver, cosido por hilos de perdón que 
descansa sobre sus latidos, mientras un 
clamor de victoria aplaca su sufrimiento. 
Besar al amor quisiera, que me ayude ante
este fatal derrumbamiento, pero aumenta mi
infortunio, ya la muerte ha anunciado mi 
nombre, estoy perdida en lontananza,
las flores se marchitan, caen las hojas 
mientras mi alma  asciende al cielo.

Los astros se estremecen de esta pena 
mía que ya no tiene importancia, enfrentaré
cara a cara a la muerte, y pintare los cielos
con los colores del arco iris para firmar en 
el firmamento, mi recuerdo; descansar  es lo
que deseo, porque estoy muy triste, y de un 
soplo quiero apagar este infierno. 

Carlotta De Borbonet ©

lunes, 14 de julio de 2014

MEMORY



Bajo la línea de fino trazo, 
un búho de cabeza blanquecina,
ojos azules y de mutismo casi 
irreverente, posaba inquieto
aguardando la esperanza sobre
las sienes de la profunda noche  
que armada de misterio hizo sacudir 
las alas, donde el invierno se pinto 
de primavera, y el rocío empapo las
calles de sentimientos triunfales 
hechos de ritmo y armonía. Titilando 
los cielos ya de color rojizo por el
amanecer, el búho esquivo abrió sus 
alas y se abalanzo por los aires, 
cortejando con los remolinos de 
viento, mientras el sol se refugiaba 
detrás de sus alas. Hacia el Sur, se
dirigió remando con sus alerones donde
largos días y crepúsculos silenciosos 
acompañaran sus vuelos, allí sobre el
cielo roto, retoñarán gotas estelares
donde se despiden las almas que
de la tierra brotan, podando suspiros
que se convertirán en remolinos de
viento y que serán haladas por aves
que harán recordar los nombres de
aquellos que alguna vez vivieron y
que ahora, como auroras boreales
iluminan el mundo de los que aun
seguimos vivimos. 

Carlotta De Borbonet ©


sábado, 12 de julio de 2014

A UNA DAMA



Paula Bonet (Imag)

y
delira
a solas
cantando
sonetos
tristes
sobre su
tumba

ha
cesado
en ella la
angustia
que cava
quebrados
recuerdos
de infancia,
historias
lejanas
despiden
en prosa
los amores
del ayer

su
eco
tosco
rima
colores
en las
noches
donde
desfilan
árboles
que con
osadía
besan
sus
siluetas

el
fin está
en su
sonrisa
destellante
que alumbra
el desierto
de su
corazón
que alguna
vez un
hombre

destruyo.  



Autora: Julie Lizcano
Seudónimo: Carlotta De Borbonet ©
Libro: La sombra del poeta (2014)

viernes, 11 de julio de 2014

Fragmento (Eva)


Cuando me encontré a Eva esta mañana en la estación del tren, me di cuenta que tenia un grito ahogado que se le pronunciaba justo en la mitad de su garganta. Sus ojos apagados y rojizos de tanto llorar, desnudaban el dolor de su interior, era como si llevara las noches de insomnio sobre su espalda. 

Carlotta De Borbonet ©

jueves, 10 de julio de 2014

A su memoria.




Indiferente ante
su aridez austera
retiene al tiempo
en su policromía 
de palabras sin 
respuesta, pálida
en desventura
hecha de ensueño
única en su propia
oscuridad sin 
paisaje.
Ella libra la
angustia y destila 
demencia al vuelo 
humilde de una 
paloma en 
desmemoria 
que derrama
lágrimas color 
rojizo y que 
saltando sobre el
cimiento la hace 
orar blasfemias
en silencio. 
Mientras 
reposa sobre el 
ocaso, el soneto 
de su voz hechiza 
las cadenas del 
cansancio giboso
que se posa sobre 
su belleza, y en 
ascuas recobra por 
fin el aliento
renunciando al 
epitafio doliente 
que se encuentra 

sobre su lápida. 

Euterpe ©  

CARTA Nº 24


Sara Herranz Illustration

Mis lecturas se han vuelto tan lentas, al igual que mi escritura, veo pasar los días, vacía, desdichada por mi cruel existencia, angustiada, he llorado leyendo tus libros y recordándote en fotografías. Pero no puedo quejarme, porque la vida, aceptando mi llanto tal y como llega, me hace recordar con cada lágrima la estrecha relación que existe entre tú y yo; sueño con encontrarme contigo, ir al mar, y hacer el amor detrás de una gran roca con sabor a mar, donde las sirenas nos envidien por nuestros calurosos actos de afecto, ésta imagen es definitivamente la imagen de la felicidad. Esa sería la única poesía que podría tatuar en tu cuerpo, para siempre; la expresión de mi suceder anímico, que responde a una vida carente de cualquier manifestación del tiempo, sería la descripción de una novela ortodoxa, casi infantil que residiría en la suma de mis frustraciones, cuando todo se viste de miedo. No habría entonces verso salvador, que prolongue el infinito y que acalle mi dolor.  
Quizás este exagerando, no lo sé, no sé hablar mejor de mi vida, y lo sabes, sólo sé hablar bien de la literatura, a pesar de mi gran inexperiencia; esta distancia, ha creado entre nosotros una nueva forma de comunicarnos, no sé si tú te habías dado cuenta, pero se ha quebrantado el tiempo para encontrarnos de manera diferente, no de cuerpo frente a frente, pero si hemos hablado con nuestras almas, de una manera tan cercana, que ya no le temo a las sombras, y eso ahora se llama: «valentía». Esta realidad me está disolviendo en pedazos, al igual que lo hace el humo del cigarrillo con mi vigilia, siento una gran vergüenza, está loca y torpe manía que no se aparta de mí, como lo diría Benedetti, definitivamente necesito una tregua, quizás allí logre encontrarme a mí misma, entera, sin que la distancia sea el motivo de mi desarraigo interior, tanto llanto, tanta ausencia, tanto desazón está haciendo agonizar mi razón, esto no es la vida que elegí vivir contigo, ahora todo se reduce a silencios ensordecedores que se convierten en clavos que oprimen mi pecho, sé que las sombras empezarán a dejar de existir cuando el afecto deje de alimentar nuestra relación, y entonces quizás la muerte llegue y calle lo que alguna vez los dos construimos. Dime, ¿Cuánto más debo esperarte? esta es una prueba suprema, que consiste en apagar nuestros gritos, amarrar nuestros corazones e invocar a la Luna, para que intente iluminar en la oscuridad, lo que queda de nosotros. 

Ya estoy en New York, al respaldo va la dirección.

Con Cariño, Manuela Zimmerman.

Euterpe © 

miércoles, 9 de julio de 2014

Vientos huracanados.

Img. Ruel Pascual.


Se mecen los vientos
inmóviles de estatuas,
de selvas encantadas
y de campos feroces,
donde la tierra revela
la fuerza violenta y 
salvaje que huye vacía
como un árbol ciego.
Los roncos ecos cantan
angustias y placeres,
pregonando el triunfo
bautizado con sangre
humana, y como si 
fueran ríos, lloran en 
pena las ninfas 
oceánicas que torturan 
las sombras con sus 
manos sosegadas.
Bajo el espectro 
brumoso del ayer,
palpitan relámpagos 
y ruegos, donde un
dulce niño, arranca 
las faldas huracanadas
en un feliz torbellino.

Euterpe ©

martes, 8 de julio de 2014

El viajero




Desde la tarde 
sensitiva como
ramal sin flores
llegará su alma
sobre un 
laberinto de
lunas donde
un recuerdo
lo acariciará.
En el torrente
trasluce la 
lejanía donde 
trémulas hojas
naufragan las 
aguas sedientas
de desvelos
desiertos que 
sueñan por un
instante de
paz. El recuerdo
finalmente ampara
y escuda el éter
de tristezas
invernales donde
campanas  se
limitan a batir
los ruegos 
del viajero
que se esconde
tras de sí
buscando en la 
calma el palpitar
que ciega a 
su alma.
Cantan piadosas
las mariposas
inmóviles al vuelo
mientras se
estremece el 
solitario cielo
que indeciso
cae desorientado
sobre el camino
embalsamado que
arrastra sobre sí
escombros donde
un latido marca
la señal de su
llegada.
Del viajero 
Finalmente
resuenan pasos
que rodean la 

senda del 
destino que
lo espera. 

Euterpe ©



La palma peregrina



Una palmera de
olas adheridas en
solitarias ciénagas
entona el celaje
como un himno 
con sollozos 
silenciosos entre 
borrascas que
se apagan bajo 
la luz viviente 
de sus ojos.
Inclinada sobre 
las aguas turbias
germinan hojas de
insondable vuelo
donde guarda
los astros 
dolorosos de
su voz.
Peregrina ha 
venido desde la 
azul lejanía
columpiando
el tronco
envuelta de
llanura donde 
se mece su
sombra. 
La noche
resplandece
entre ocultos 
follajes donde
cesa el canto 
heroico que
evoca el yugo 
que arrebola 
su insondable
estío.  

Euterpe ©

lunes, 7 de julio de 2014

Péndulo



Tú que habitas el ocaso 
cruento y ardiente de luz, 
deshecha el amor ardiente
sobre la hamaca del silencio
como un diluvio de sombras
que a la distancia de un delirio
odioso hila maliciosas ideas 
bajo la pedrería de silvestres
nardos rosados que sollozan
en el paisaje donde pájaros y 
estrellas expanden la llanura
de un destino que irrumpe las 
tristes lágrimas. Y en la sonata 
nupcial, la elocuencia sutil del 
olvido, rasga los lienzos apretados 
de una melancolía sofocante para 
alcanzar la insondable alegría que 
ella anhela. La pizarra de sonrisas 
inquietantes apacienta la leve 
estatua de la vida, que rebosa 
sin aurora por el remanso de
sus labios. El cielo llora y el 
abismo en su agonía siente la 
alegría llena de morfina, donde 
se esconde la primavera de su 
deseo exótico, desprovista de hojas, 
luminosa, firme, amante de 
suspiros y pétalos nevados.
El ensueño destila el aire de la 
mañana, donde de un péndulo
cuelga, su leve destino. 

Euterpe ©

CARTA Nº 23



Contemplo mi habitación, escribo mientras siento que la vida se me va, algo está por venir, no sé que es, me escondo bajo las cobijas, lloro profundamente, siento el cansancio recorrer todo mi cuerpo, siento en mi alma la distancia, esta dolorosa realidad que me hace sentir tan angustiada y melancólica, el cielo se cubre de tristeza y toda esperanza se esfuma en el ahora. Los recuerdos de ti me hacen sentir tan vacía que empiezo a sentir que ya nada me sorprende, ni mucho menos me sostiene, es como si poco a poco estuviera empezando a perder la facultad de sentir, de disfrutar, de admirar, la vida se ha convertido en el depositario de mis culpas y penas. Esta necesidad absurda de retroceder el tiempo, para recobrar los recuerdos cuando sé que es ya demasiado tarde abruma y empeora mis sentimientos de soledad; no soporto no sentirte, la vida pasa con miles de poemas sobre mi espalda, llenos de incertidumbres y temores, intento aprender y distinguir estos estados que me ponen en la balanza entre la vida y la muerte que se reparten en la oscuridad de mis días, especialmente cuando el sol se oculta detrás de las montañas y el horizonte se torna oscuro sin probabilidades de narrarle a alguien lo que siento, sin un compañero con quien quejarme de las desgracias que se anudan dentro de mi garganta y en el interior de mi pecho. Solo se me ocurre pensar que esta sensación de soledad es tan grande, que lo único que deseo es huir despavorida a algún lugar donde no tema hallarme, y así encontrar la lucidez que tanto necesito. 

Hoy es navidad, y pensaba escribirte algo que demostrara mi amor por ti, pero solo he rociado esta hoja de angustias y melancolías baratas, esto realmente es una deshonra para nuestra relación idílica. Ahora solo deseo abrir mis brazos e imaginar que tú apasionadamente me abrazas y que la vida vuelve inesperadamente a mi cuerpo. ¡Feliz navidad!

Con cariño, Manuela Zimmerman.

Euterpe ©  

domingo, 6 de julio de 2014

Poema LXII


De risueñas mejillas, zumbando 
en el panal de su inocencia el 
poema de la noche abraza el
recuerdo que volando viene.

Son señales que narran las
sombras que llegan de Sevilla
desde la vieja letanía donde la
quietud aguarda a su memoria.

Su vida se adormece en la hora
del misterio escueto del olvido
posado en la lejanía que cubre el
rocío donde vaga el silencio
profundo que se encuentra a solas
con las almas y los sueños.

Así termina la travesía que lo
circuye, y el todo y la nada con
las alas abiertas, desnudan a la
realidad que vela sobre el mar.

Euterpe ©

CARTA Nº 22



He decidido viajar a New York, y quedarme a vivir allí por unos meses, me han ofrecido un trabajo en una revista literaria, y no quise rechazar la oferta, apenas llegue te escribiré y te mandaré la dirección para que mandes tus cartas a mi nueva residencia.

¿Sabes? el tiempo pasa, y lo único que escucho es resonar las manecillas del reloj que cuelgan sobre la pared de mi habitación, anoche camine bajo la lluvia mientras un silencio profundo, lleno de formas y visiones me hacían recordar los días en que los dos caminábamos por esas mismas calles, sin temerle a la distancia que hoy desafortunadamente nos separa. Aún me atrevo a pensar que el tiempo será la golondrina de nuestro destino y de nuestro refugiado amor, a veces siento que lo he perdido todo, y tengo miedo de perderte, pero mantengo la esperanza de que si existo es por algo, y en la soledad me limito a recoger los besos mojados y los abrazos que dejaste sobre mis sabanas. 

Tal vez esta noche en sueños rezagados se tropezarán nuestras almas, el silencio será nuestro encuentro, llenarás mi corazón vacío y la vida dejará de doler, pues tu haces que las aves aleteen para que escalen lentamente los remolinos de aire que recorren nuestra ahogada respiración. He comprendido que escribiéndote acorto la distancia y abrazo sin naufragio tu vos, imploro a Dios que mañana pueda vestirme de blanco para recibirte, pues tu ausencia hace que los días sean más tensos, grito internamente, me confino, y me doy cuenta que cada día es más difícil hallarme. Estallará el destino, y las sombras serán cada día más negras, los miedos acariciaran mis insomnios, necesito de tus brazos que me levanten y me lleven a la otra orilla, donde el sol iluminará nuestros días, por fin juntos.   

He de partir ahora, acurrucada bajo los relojes sin manecillas, te espero. 

Con cariño, Manuela Zimmerman

Euterpe ©

viernes, 4 de julio de 2014

Voces alucinadas I




Fred Fred Fred me encanta tocar la guitarra cuando tu estas, siento que existo, y me gusta ver como mi respiración se mezcla con el aire a través de colores que salen por mi nariz, amarillo, rojo, azul aguamarina, simplemente hermoso, es tener el arco iris en mi propia habitación, a Oliver le encanta cuando se hacen figuras y se van diluyendo hasta que desaparecen. Anoche salimos con Oliver pero no fue nada divertido, sentía que las casas nos perseguían y que la calle se volvía más angosta cada vez que daba un paso, me tire al suelo tapándome los oídos buscando un lugar donde refugiarme, pero todo lo que hacía empeoraba, y cuando volvíamos al apartamento caminando rápidamente por la séptima con 57 , vi a alguien parado sobre la cera de al frente y me vi ahí parada, como si nada, llevaba el pelo recogido y en la mano un libro grueso al que no alcance verle el nombre, me veía demacrada, como si la muerte hubiese llegado anticipadamente sobre mi cuerpo, Oliver me hablaba, creo que intentando preguntar qué me pasaba, pero yo no lograba entenderlo, todo en un momento se volvió oscuro. Creo que la cárcel está dentro de mí, y estoy pagando una cadena perpetua que aún no logro comprender. Es terrible esto que siento, prefiero el silencio. No atormenten más mi mente. Necesito paz, por unas horas, solo les pido unas horas. 

Lo único que tengo ganas es de vomitar los recuerdos que se conectan con mis días. 

Euterpe ©

miércoles, 2 de julio de 2014

Edad y tiempo



Supongo que es por la edad
y por la espesura del tiempo
en el que mi rostro anegado
a dejado olvidado en las aguas
del mar rojo su desnudez turba,
donde el deseo ha cubierto con
un suspiro su aliento apaciguando
la música que desciende de los
cielos. Sus labios hambrientos
arrasan devorando los rascacielos
donde poemas siembran palabras
que se deslizan entre los sueños y
el olvido vagabundo, que desvanece
el amor consumado que se encuentra
sobre nuestro lecho y en las paredes
del techo. Supongo que es por la 
edad y por la espesura del tiempo que
el corazón intenta responder al
desgaste de nuestro cariño y a las
ilusiones que se alejan justo cuando
empezaba amarlo con deseo.