Aun cuando el encierro se convierta en laberinto, y el silencio me cierre las fauces de los ojos, me convertiré en fénix y sobre mis alas rojas y fogosas quemaré el desconsuelo propia de los humanos tristes que añoran el silencio. Pero correré el riesgo de ser ola ante un torbellino, para hacerme fuerte y aun con todo y nada salvar mi alma.
Carlotta de Borbonet ©
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