Una vez
mermada la melancolía has de disponerte a abrir los brazos a la existencia que
abandonada por los hombres y dada a la singularidad de este que trata de
refugiarse en un tranquilo espacio, recorren los pasos intranquilos como si
esto no fuese la razón suficiente para vivir. Es como si el valor de la vida
aumentara los elogios que evidentemente no son dignos de los hombres poco
optimistas, es indudable que, debemos entregarnos a esta labor con más atención
que el rostro de lo que hacemos cuando nos dedicamos a desperdiciar los días en
la nada de la noche y en el barullo de esos pensamientos insaciables que agotan
hasta el más profundo insomnio, ese que dura diez días y que revuelca la
insania inconsciente que se haya en lo más profundo de nuestra mente. Por ello
hay que mermar la melancolía, darle vacaciones una vez al año y cuando sea
necesario llorar al estilo de los poemas de Girondo: llorar a lágrima viva,
llorar la digestión.
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Gracias por leerme :)