Últimamente intento
escribir venciendo el temor de perderlo todo, porque aquí donde usted me ve la
muerte me espera, insaciable; y no sé si esto es una forma absurda de consuelo
pero el tiempo se acorta y la vida no hace más que buscarnos trampas con ese resentimiento
propio de un Dios castigador y demandante (y no es que sea atea), pero no
puedo evitar esta cursilería cuando al levantarme cada mañana las nubes me
destierran dentro de estas letras escritas en mi cabeza que están engarzadas en
las alas de las aves que no vuelan, pero que conocen las olas del mar.
Lastimosamente, no puedo evitarlo cuando con mi lápiz rojo escribo
ennegreciendo los bordes de las hojas y secuestrando los versos antes de llegar
al muelle mientras el cielo se pinta de rosado perdonándome mis
ofensas y concediéndome esa esperanza que sé que nunca será mía. Ya no me queda
más por agregar cuando mis ojos se cierran deseosos
de reconstruir historias que comenzarán a desaparecer cuando la
invención ceda y la tristeza baje la cabeza.
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Gracias por leerme :)